Increíble representación en el teatro de Mérida la que pude ver. Un obra que emociona y da miedo por momentos. Ese amor entre Lira y Marando, la guerra táctica de desgaste de los Romanos, la amistad, la juventud del guerrero que cree que la guerra es gloria, la opresión del poder que pisotea e impone, los dioses… todo se entremezcla al igual que en la vida. Como dice su director; Numancia es hoy, más analogía que mito.
Lo obra, que ha recibido el premio «CERES del Público», que otorgan periodistas especializados en el Festival de Merida, cuenta la invasión del gran Imperio Romano a la Ciudad de Numancia, la cual no fue una más. Fue una contienda en la que el ejercito Romano dirigido por un Escipión que busca la gloria, quiere, ya no sólo ganar e invadir, sino pisotear su orgullo. Con esa acción serviria como ejemplo de cara a los pueblos que se van a ir encontrando por toda Iberia.
La táctica que utiliza Escipión es no derramar sangre Romana. Es cercar la ciudad para que el pueblo Numantino se desgaste y muera por desabastecimiento… y ahí empieza la historia. Pasan los meses y el desgaste no solo sucede dentro, sino fuera, por los veteranos soldados, que no se sienten tales soldaos. El jóven soldado que descubre que la guerra no es un lugar de gloria, sino todo lo contrario. Un lugar sucio donde cada cual busca su rincón de gloria personal.
Dentro del cerco transcurre el tiempo también, y el desgaste es aún mayor. Pese a intentar los numantinos acordar la paz, al pedir Roma un precio tan caro por ella, deben aguantar y subsistir, a la vez que van haciendose conscientes y observando que al final no habrá victoria posible. Que el poderoso ha llegado a su tierra para arrasarla y que así sera. Es dentro, donde se dan las mejores fotografías de la amistad. Dos viejos amigos que ven como sus montes donde caminaban de pequeños y eran libres, ahora son invadidos y golpeados por el Gran Imperio.
Pero sin duda los mejores, para mi protagonistas son Lira y Marando. Como lo importante no son las grandes gestas. Sino las vidas que suceden dentro de y que pasa con esas vidas. Consiguen conquistar al público con su historia de amor; emotivos, pasionales, intensos, creíbles… que conmueven y emocionan. Su consciencia del final. Lira ademas, es la mujer. En mayúsculas. Mujer numantina luchadora que pese a la adversidad vital siempre está al pie del cañón. Hasta el final.
Finalmente y como no podía ser de otra manera, Numancia cae, pero no se rinde. No quieren doblegarse y entregarse. Ni siquiera despues del desgaste y el hambre, y el pueblo de Numancia prefiere arder, suicidarse y eliminarse, antes de entregar su orgullo y dignidad. Mejor eso. Mejor que se esclavos y entregarse a la invasión intolerable pero sobre todo prepotente del Gran Imperio. Por supuesto Escipión entra en cólera al conocer la maniobra numantina de suicidio; no gana como quiere: no humilla como quiere.
El Gran Imperio…, como dice Reverte: «Siempre hubo un imperio dando por saco, hay que ver que… todo cuanto ocurre ya ha ocurrido antes.” La prepotencia y arrogancia de los superiores, donde su palabra es la ley y como la imponen también. ¡La civilización! pero sobre todo la falta de respeto a los diferentes, cuando ésta es llevada a su máximo exponente. Así reventó Roma y toda civilización y sistema, cuando se llevan al máximo exponente de prepotencia e imposición.
Como dice Ana García (Lira), «No se trata de sacar moralejas, sino simplemente que abramos los ojos. Que las armas existen en muchas maneras. No hace falta que haya bombas para que te estén asediando y coartando la libertad.»
«Escuchad ciudadanos, el alma del hombre viaja en las palabras de otros hombres, el que canta guia, el que escucha ensancha el espíritu y vuela.
Escuchad ciudadanos, Numancia no es una historia antigua, es una historia eterna.»
Para mi indudablemente, Numancia es también una analogía en la que se ven las mil historias detrás de la historia oficial. Vidas que se entrecruzan con encuentros y desencuentros. Apuntar también la música en directo, que conduce la obra y ayuda a emocionar al espectador. Enhorabuena a directores, actores, músicos etc…