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Archivo de la categoría: Historia

Rikardo con K y Portugal

Hace poco estuve de visita en Lisboa. No conocía la capital lusa y durante unos días pude disfrutar de una ciudad bonita, viva y con una orografía que te dejará agujetas si no tienes las piernas en forma. Con ese toque decadente que le da un punto especial a sus avenidas y a sus callejones. ¡Una ciudad llena de luz! Poblada con un poquito de gente de a pie y otro poquito de gente más mundana. Las capitales tienen gente de todos los lugares y eso las hace culturalmente ricas y abiertas al mundo sobreto y como es el caso, si son puerto de mar. Pero ya fueran locales o extranjeros, gente amable en general fue lo que me encontré.

Lo mejor de la vida, como una vez me dijo una amiga, somos las personas y es verdad. Lo mejor y lo peor, ¡claro! Pero ahora viene un ejemplo de lo positivo. La cuestión es que de eso va la pequeña historia que quería contar. El segundo día fuimos a Belem e hicimos un Tour. Nuestro guía era nada más y nada menos que Rikardo con K. Fue fácil desenmascarar su origen por el acento, era Colombiano y sabía mucho de historia. Pero lo mejor de todo ¡Era filósofo!. No lo había pensado nunca, pero no se me ocurre un guía mejor para enseñar la historia de un país que un filósofo que sabe de historia.

Paseamos por el Palacio y el Monasterio que miran al río, por donde volvían los navegantes. Después estuvimos en el Monumento a los Descubridores y terminamos en la famosa Torre. Rikardo nos fue explicando acerca de la historia de Portugal y de lo que íbamos visitando. Aquellos días en Lisboa y durante el tour fui consciente de la gran riqueza cultural y la historia que tiene el país y de su orgullo por esa aventura de navegación durante nuestro llamado Siglo de Oro. Aquellas hazañas que alumbraron un nuevo mundo. Que fue quizá, la llegada a América, el acontecimiento más importante de la historia, al menos de occidente. 

Comentó Rikardo, como buen guía, las partes más y menos bondadosas de aquella conquista y su punto de vista como persona que ha leído historia y como latinoamericano. No hace falta estar de acuerdo, pero sí me pareció interesante y enriquecedora su opinión. El tour lo hizo muy divertido y a parte de contarnos los sucesos y las aventuras, siempre dejaba hueco para alguna reflexión después de terminar cada explicación. 

Mi sensación, no solamente durante el tour de Rikardo, es algo que comentó y que se le atribuye al maestro José Saramago: «España y Portugal son como dos hermanos siameses unidos por la espalda que no se han visto la cara». Y quizá es eso, o al menos haya parte de eso. Los designios de la historia, los nacionalismos, tanto lusos como hispanos, nos han hecho a los españoles ignorar Portugal de alguna manera. Que ambos nos miremos con cierto desdén. Realmente desconozco cómo nos miran a nosotros pero puede que sea similar. En cualquier caso el nacionalismo (como cualquier otro) portugués, se funda mediante épicas y enemigos externos y eso hace bastante referencia a la época de Felipe II. Seguramente ese imaginario no ayude allí. Tampoco nuestro escaso imaginario, más bien indiferencia ayuda aquí. Que dañinos son para todos siempre los nacionalismos, sean de donde sean y especialmente al mundo que alumbra, que requiere ya de soluciones transnacionales, del globo entero, para temas como el cambio climático, la pandemia o lo migración. No se pueden dar soluciones individuales a problemas que son colectivos. Pero este, es sin duda harina de otro costal.

Rikardo, que ha vivido en ambos países, es latino y sabe interpretar la historia nos invitó a algo que uno siempre debe hacer cuando viaja, si es que quiere viajar de verdad: mezclarnos con la gente, para ver y sentir que en realidad tenemos un maravilloso mundo común que compartir, algo que no pasa en el resto de Europa, especialmente de pirineos para arriba, y un maravilloso mundo por descubrir de la cultura, la cocina y la historia del nuestro querido país vecino Portugal. Y dicho sea de paso, que bonito suena el sueño de dejar de darnos la espalda para empezar a mirarnos a la cara, dándonos cuenta del gran potencial de convivencia que sospecho que tenemos, apartando nacionalismos y estupideces de índole similar.

Terminó el Tour y nuestro amigo nos dejó con una reflexión interesante que pego a continuación mientras las pequeñas olas chocaban contra la torre de Belem. Después nos dió las gracias uno por uno porque… ¡Se había aprendido todos nuestros nombres! Y no éramos pocos. Desde aquí saludarle y agradecerle por esa delicia de tour y sobre todo por ser buena persona y por su disposición y por llenarnos de presente con su reflexión, ‘Juan de Ávila’, como él me mencionó.

“Los seres humanos estamos atrapados entre dos tiempos sobrecogedores y metafísicos. El tiempo de la historia de la especie que como individuos nos hace diminutos. Siglos de avances de lo humano que podemos contar y revivir en unas pocas horas cómo hemos hecho hoy. El otro; el tiempo de la naturaleza y del universo ante el cual somos si acaso un leve parpadeo. Atrapados entre el pasado que se nos escapa y el universo que nos supera ¿qué nos queda? Lo único que tenemos para controlar es el instante presente, en donde caben aprendizajes, alegrías y emociones sin par.”

La web de tours para la que trabaja:

https://es.takefreetours.com/lisbon-free-walking-tours

 
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Publicado por en 12 diciembre, 2021 en Historia, Reseñas, Viaje, Vivencias

 

Libro ‘Línea de Fuego’

Línea de Fuego de Pérez-Reverte, nos lleva durante unos diez días al verano de 1938 en el pueblo ficticio de Castelles del Segre: estamos en la batalla del Ebro. A través de personajes de ambos lados de la trinchera nos sumergimos en ella, en la cual disparamos, vemos morir compañeros y enemigos, olemos a sangre, a muerte y a sudor, pasamos sed, nos agobiamos, sentimos miedo, incertidumbre e incluso admiración observando los lados más desgarradores y conciliadores del ser humano bajo la circunstancia de la guerra: clara protagonista de la novela.

Esta novela bélica, larga y quizá algo compleja a nivel logístico literaria, si es que existe el término, tiene acción, variopintos personajes y muchos pequeños lugares y recodos. El mapa dibujado por Augusto Ferrer-Dalmau del lugar donde se desarrolla todo, es de agradecer por parte del lector. Trabajada en todos los sentidos; desde los personajes, las escenas, la temporalización y sobre todo los diálogos. Los personajes están dibujados de forma representativa, siendo ésta una novela coral. La facilidad y credibilidad con que se dan los diálogos en los libros de Arturo es mi parte favorita de esta y de todas sus novelas. Lo que dicen y lo que no dicen: los silencios de gran penetración y reflexión.

Durante el desarrollo aparecen, como elementos naturales de la misma, el cansancio de la batalla, la reflexión de lo que acontece, el compañerismo, el odio y a veces el reconocimiento del rival. La cruenta violencia, en ocasiones desencarnada recurre a la literalidad de un autor que deja entrever que él ha conocido esas escenas en primera persona. La muerte aparece también tratada con la cotidianidad de la batalla asumiendo la jerga que eso genera. Arturo nos acerca a la barbarie y brutalidad de la guerra en primera línea de la contienda. Podría incluso decirse que se está leyendo en determinados momentos una crónica de guerra en vez de una novela.

Los dos bandos son presentados a modo de narrador observador incluyendo por supuesto diálogos y acciones que nos permiten apreciar cómo se va disipando o cuestionando la ideología especialmente del bando republicano, en el frente. Permite así entender porque lucha en última instancia cada uno de ellos. Es decir la propia batalla de cada persona, que se da de manera relativamente simétrica en uno y otro lado: por sobrevivir, por vengar a sus compañeros, por obligación, por regresar a su casa, por miedo a la represión, por no encontrar otra escapatoria. El drama y el horror de cada uno que a veces cesa en alguna tregua donde intercambian tabaco o agua con el enemigo.

Brigadistas internacionales, requetés, anarquistas, ejército popular, moros, falangistas, comunistas, milicianos, mujeres encargadas de las comunicaciones, reporteros: voluntarios o a la fuerza en ese lugar, cobardes algunos y valientes otros. Desde niños, como el pequeño Tonet, una mujer que da a luz, la llamada quinta del biberon hasta los cargos más veteranos. Todos ellos y muchos más, respaldados por una documentación adecuada que caracteriza las novelas de Pérez-Reverte y que compone así este relato ecuánime y verosímil.

Acercándonos al final, y después de mucho olor a sangre y sudor, podemos entrever también un punto Chavesnogaliano, si se permite el término. Donde en un diálogo surge la reflexión, sin terminar la guerra aún, estamos en el 38, de que solo un dictador de un bando u otro controlara esto, sea quien sea, rojo o azul y que lo sumirá todo en un baño de sangre, incluso después de vencer. La novela termina abierta, pues estos diez días de batalla no tienen una trascendencia tan importante como para decantar la guerra, pero si se deja entrever la dificultad en ocasiones del bando republicano para organizarse y gestionar la contienda y la perfecta máquina de guerra, eficaz, metódica y concienzuda que practicó el bando sublevado.

Es, bajo mi punto de vista, una novela necesaria y mucho en estos momentos y en este lugar llamado España. Que nos enseña el desastre y el desgarro que supone una guerra entre hermanos y que dejó secuelas y dolores que quizá volvamos a padecer si olvidamos cómo llegamos hasta ese oscuro lugar. No diré que es mi favorita de Reverte aunque sí se ha dicho que es de lo mejor que ha escrito. Novela corta en el tiempo, no en páginas, que cuenta de manera efectiva diez días cerca del Ebro. Formato totalmente diferente, por ejemplo, a las Aventuras de Alatriste o Falcó. 

Aprovechando que el Ebro pasa por Castelles del Segre, dejo un recopilatorio de fotos de la Guerra Civil.

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Publicado por en 27 noviembre, 2020 en Historia, Reseñas, Reverteando

 

El amigo capitán Alatriste II: Limpieza de sangre.

Limpieza de sangre, segunda entrega de la colección de las aventuras del capitán Alatriste donde Íñigo y el Capitán caen en una trampa en la cual tendrán que vérselas con la Santa Inquisición. Con la Iglesia hemos topado.

«Los Estatutos de limpieza de sangre fueron el mecanismo de discriminación legal hacia las minorías españolas conversas bajo sospecha de practicar en secreto sus antiguas religiones – marranos en el caso de los ex-judíos y moriscos en el de los antiguos musulmanes- que se estableció en España durante el Antiguo Régimen. Consistían en exigir (al aspirante a ingresar en las instituciones que lo adoptaban) el requisito de descender de padres que pudieran asimismo probar descendencia de cristiano viejo.»

La Hoguera de las Necedades: Limpieza de Sangre, de Arturo Pérez ...

“En aquel año de mil seiscientos y veintitrés, segundo del reinado de nuestro joven Rey Don Felipe, la reanudación de la guerra en Flandes reclamaba más dinero, más tercios y más hombres. El general Don Ambrosio Spínola reclutaba soldados en toda Europa, y centenares de veteranos acudían a alistarse bajo las viejas banderas.”

“En cuanto a los toros, ésa continuaba siendo otra gran afición del pueblo español en aquel primer tercio del siglo. De los más de setenta mil habitantes de Madrid, las dos terceras partes acudían a la plaza Mayor cada vez que se lidiaban cornúpetas, celebrándose el valor y destreza de los caballeros que se enfrentaban a los animales. Porque en aquel tiempo, hidalgos, grandes de España y hasta personas de sangre real no tenían reparos en salir a la plaza, jinetes en sus mejores corceles, para quebrarle el rejón en la cruz a un jarameño o matarlo pie a tierra, con la espada, entre los aplausos del entusiasmado gentío, que igual se cobijaba bajo los arcos de la plaza, en caso del vulgo, que en balcones alquilados hasta a veinticinco y cincuenta escudos por cortesanos, nuncio y embajadores extranjeros. Aquellos lances eran celebrados luego en coplas y versos; tanto los gallardos, que los había numerosos, como los graciosos y grotescos, que tampoco escaseaban y eran materia a la que los ingenios de la Corte no tardaban en sacar punta. Como cuando un toro perseguía a un alguacil -la justicia no gozaba entonces, como tampoco ahora, de gran favor popular- y todo el público se ponía de parte del toro.”

“En aquella España turbulenta, arruinada y orgullosa -en verdad era el orgullo lo único que nos iba quedando en el bolsillo, nadie recogía una palabra lanzada a la ligera, e incluso amigos íntimos eran capaces de acuchillarse por una mala palabra o un mentís.[…] Esa retorcida ética era muy de la época entre la gente del bronce, y yo mismo, que frecuenté tales ambientes en mi juventud y el resto de mi vida, doy fe de que en los más desalmados malandrines, pícaros, soldados y chusma a sueldo, advertí más respeto a ciertos códigos y reglas no escritas que en gente de condición supuestamente honorable.”

“Si es cierto que cada cual arrastra sus fantasmas, los de Diego Alatriste y Tenorio no eran serviciales, ni amables, ni tampoco grata compañía. Pero, como le oí decir alguna vez encogiendo los hombros con aquel ademán singular, tan suyo, que parecía hecho a medias de resignación e indiferencia: cualquier hombre cabal puede escoger la forma y el lugar donde morir, pero nadie elige las cosas que recuerda.”

“Ya referí en otra ocasión a vuestras mercedes que, en aquel primer tercio del siglo, el pueblo de Madrid conservaba aún, pese a su picaresca natural y su malicia, una cierta ingenuidad para esa clase de gestos en las personas reales. Ingenuidad que el tiempo y los desastres se encargarían de sustituir por desilusión, rencor y vergüenza. Pero en los años de esta historia nuestro monarca era mozo; y España, aunque ya corrompida y con llagas de muerte en el corazón, conservaba la apariencia, el relumbre y las maneras. Todavía éramos algo, y aún lo seguimos siendo cierto tiempo, hasta quedar exangües del último soldado y el último maravedí. Holanda nos odiaba, Inglaterra nos temía, el turco se andaba con pies de plomo, la Francia de Richelieu rechinaba los dientes, el Santo Padre recibía con mucho tiento a nuestros graves embajadores vestidos de negro, y toda Europa temblaba al paso de los viejos tercios -que aún eran la mejor infantería del mundo, como si en las cajas de sus tambores redoblara el mismo diablo. Y yo, que viví tales años y los que vinieron después, juro a vuestras mercedes que en aquel siglo éramos todavía lo que nadie fue jamás. Y cuando por fin se puso el sol que había alumbrado Tenochtitlán, Pavía, San Quintín, Lepanto y Breda, el ocaso se tiñó de rojo con nuestra sangre, pero también con la de nuestros enemigos; como el día, en Rocroi, que dejé en un francés la daga del capitán Alatriste. Convendrán vuestras mercedes en que todo ese esfuerzo y ese coraje debíamos haberlo dedicado los españoles a construir un lugar decente, en vez de malgastarlo en guerras absurdas, picaresca, corrupción, quimeras y agua bendita. Y es muy cierto, Pero yo cuento lo que hubo. Y además, no todos los pueblos son igual de razonables para elegir su conveniencia o su destino, ni igual de cínicos para justificarse después ante la Historia o ante sí mismos. En cuanto a nosotros, fuimos hombres de nuestro siglo: no escogimos nacer y vivir en aquella España, a menudo miserable y a veces magnífica, que nos tocó en suerte; pero fue la nuestra. Y ésa es la infeliz patria -o cómo diablos la llamen ahora- que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en la memoria.”

“En la vida lo malo no es conocer, sino mostrar que se conoce. Tan peligroso resulta ser poco discreto revelando que uno sabe de más, como caer en la simpleza de saber de menos. Siempre es bueno prevenir la música antes de que empiece el baile.”

“El resultado era que, junto a clérigos sin duda honrados y santos, se daban con la misma facilidad pícaros, codiciosos y delincuentes: sacerdotes amancebados y con hijos, confesores que solicitaban a las mujeres, galanes de monjas, conventos donde se ocultaban amoríos, lances y escándalos, eran el pan, y no precisamente bendito, de cada día.”

“Muchas veces después, en los años que aún habíamos de pasar juntos en aventuras particulares y en las guerras del Rey nuestro señor, reconocí aquel mismo tono y aquella mirada inexpresiva, vacía, que de modo tan singular endurecía los ojos claros del capitán cuando en campaña, tras la larga inmovilidad de la espera, resonaban los tambores y los tercios se ponían en marcha hacia el enemigo con aquel paso admirable, majestuoso y lento, bajo las viejas banderas que nos llevaban a la gloria o al desastre. Y aquella misma mirada y aquel tono de infinito cansancio fueron también los míos muchos años después: el día que entre los restos de un cuadro español, con la daga entre los dientes, la pistola en una mano y la espada desnuda en la otra, vi acercarse la caballería francesa en la última carga, mientras en Flandes se ponía, rojo de sangre, el sol que durante dos siglos había causado miedo y respeto al mundo.”

“Eso era lo desconcertante del capitán: podía mostrar respeto hacia un Dios que le era indiferente, batirse por una causa en la que no creía, emborracharse con un enemigo, o morir por un maestre de campo o un Rey a los que despreciaba.”

“Eso era nuestra España: mucho rigor y ceremonia, mucho clavo preventivo, mucha reja y mucha fachada, mientras los clérigos apicarados, las monjas sin vocación, los funcionarios, los jueces, los nobles y todo hijo de vecino cardaban la lana bajo cuerda, y la nación dueña de dos mundos no era sino patio de Monipodio, ocasión para el medro y la envidia, paraíso de alcahuetes y fariseos, zurcido de honras, dinero que compraba conciencias, mucha hambre y mucha bellaquería para remediarla.”

“No soy partidario de groseros alardes de taberna ni tampoco de nostalgias líricas; así que, pues el relato lo exige, zanjaré el asunto consignando que a cierto número amé, y que a algunas recuerdo con ternura, indiferencia o -las más veces- con una sonrisa divertida y cómplice: máximo laurel a que puede aspirar varón que sale ileso, con la bolsa poco menguada, la salud razonable y la estima intacta, de tan dulces abrazos.”

“Creo haber hablado antes a vuestras mercedes de la Inquisición. Lo cierto es que no fue aquí peor que en otros países de Europa; aunque holandeses, ingleses, franceses y luteranos, que eran entonces nuestros enemigos naturales, la incluyeran en esa infame Leyenda Negra con la que justificaron el saqueo del imperio español en la hora de su decadencia. Verdad es que el Santo Oficio, creado para velar por la ortodoxia de la fe, en España fue más riguroso que en Italia y Portugal, por ejemplo, y aún peor en las Indias Occidentales. Pero Inquisición hubo también en otros sitios. Y además, con su pretexto o sin él, tudescos, franceses e ingleses chamuscaron más heterodoxos, brujas y pobres desgraciados que los quemados en España; donde, merced a la puntosa burocracia de la monarquía austriaca, todos y cada uno de los chicharrones que hubo, muchos pero no tantos, figuran debidamente registrados con procesos, nombres y apellidos. Cosa de la que no pueden presumir, por cierto, los gabachos del Rey cristianísimo de Francia, los malditos herejes de más arriba o la Inglaterra siempre falsa, miserable y pirata; que cuando quemaban ellos lo hacían alegremente y a montón, sin orden ni concierto y según les venía en ganas o en intereses, condenado hatajo de hipócritas.”

“Y la decadencia que sufrimos los españoles en el siglo -polvos que trajeron y traerán todavía muchos lodos- puede explicarse, ante todo y sobre todo, por la supresión de la libertad, el aislamiento cultural, la desconfianza y el oscurantismo religioso creados por el Santo Oficio.”

“Decir familiar del Santo Oficio equivalía a decir espía o delator, y de ellos se censaban 20.000 en la España del católico Felipe. Con ese panorama, hagan cuentas vuestras mercedes de lo que la Inquisición significó en un país como el hispano, donde a la justicia la movía menos un toro que un doblón de a ocho, donde se compraba y se vendía hasta el Santísimo Sacramento, y donde, además, cada hijo de vecino tenía cuentas que ajustar con otro […] La cuestión ya no era ser buen católico y cristiano viejo, sino parecerlo. Y nada lo parecía más que delatar a quienes no lo eran; o a quienes uno sospechaba, por viejos rencores, celos, envidias o querellas, que bien pudieran no serlo. Y entre el paisanaje, como era de esperar, llovían las denuncias, y el sé de buena tinta, y el cuentan que, igual que si cayese granizo. Así, cuando el dedo implacable del Santo Oficio apuntaba a algún infeliz, éste se veía abandonado en el acto de valedores, amigos y parientes.”

“Desde la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos, la Inquisición perseguía con rigor los residuos de la fe mosaica, en especial a aquellos conversos que en secreto permanecían fieles a la religión de sus abuelos. En una España de tan hipócritas apariencias, donde hasta el más bajo villano alardeaba de hidalgo y cristiano viejo, el odio al judío era general, y los expedientes de limpieza de sangre probada, auténticos o comprados con dinero, eran imprescindibles para acceder a cualquier dignidad o cargo de importancia. Y mientras los poderosos se enriquecían en negocios de escándalo, abroquelados en misas y limosnas públicas, el pueblo, de espíritu violento y vengativo, mataba el hambre y el aburrimiento besando reliquias, usando indulgencias y persiguiendo con entusiasmo a brujas, herejes y judaizantes. Y como ya dije en alguna ocasión al referirme al señor de Quevedo y a otros, ni siquiera los más altos ingenios españoles eran ajenos a aquel clima de odio y rechazo a la heterodoxia.”

“Y encima, ya más adelante y mediado el siglo, con la caída en desgracia del conde-duque, el Santo Oficio pasó factura, desencadenando una de las más crueles persecuciones de judeoconversos conocidas en España. Eso terminó de arruinar el proyecto de Olivares, de modo que muchos importantes banqueros y asentistas hispano-portugueses lleváronse a otros países, como Holanda, sus riquezas y su comercio en beneficio de los enemigos de nuestra corona; con lo que terminaron por jodernos del todo. Y digo terminaron, porque entre los nobles y los frailes de aquí, y los herejes de allá, y la puta que los parió a todos, remataron el desangrarnos bien.”

“Entonces oí el grito. Fue un grito de mujer desesperado y terrible, amortiguado por la distancia; pero tan violento que se abrió camino por pasillos y corredores, atravesando la puerta cerrada. Como si no lo hubieran oído, mis inquisidores siguieron mirándome, imperturbables. Y yo me estremecí de espanto cuando el fraile flaco dirigió sus ojos febriles hacia el potro y luego volvió a mirarme con fijeza.”

“También te ofrece la iglesia de la Compañía, por si quieres llamarte a sagrado… Dice que de allí no te sacan los dominicos ni aunque juren que has matado al nuncio -miró a través de la celosía, hacia la sala de juego, y luego volvió la vista al capitán… Y por cierto, Diego, andes en lo que andes, espero que no hayas matado de verdad al nuncio.”

“Como saben vuestras mercedes, las iglesias de la época eran lugares de asilo, donde no alcanzaba la justicia ordinaria. Por eso, quien robaba, hería o mataba -a eso llamaban andar en trabajos- podía acogerse a sagrado refugiándose en una iglesia o convento, donde los clérigos, celosísimos de sus privilegios, lo defendían frente a la autoridad real con uñas y dientes. Tan solicitado era el llamarse a antana, o a sagrado, que algunas iglesias famosas estaban hasta arriba de clientes que gozaban lo impune de su refugio. En tan apretada comunidad solía encontrarse lo mejor de cada casa, y faltarían sogas para honrar tanto gentil gaznate.”

“El caso es que lugares como el patio de los Naranjos de la catedral de Sevilla, por ejemplo, o buena docena de sitios en Madrid, y entre ellos San Ginés, contaban con el dudoso privilegio de acoger a la flor de la valentía, el sacabuche, el afanar y la jacaranda. Y toda esta ilustre cofradía, que al fin tenía que comer, beber, satisfacer necesidades y solventar negocios particulares, aprovechaba la noche para salir a dar una vuelta, realizar nuevas fechorías, ajustar cuentas o lo que se terciara. También recibían allí a sus amistades, e incluso a sus coimas y cómplices, con lo que los alrededores de las iglesias citadas, e incluso dependencias de las iglesias mismas, tornábanse por las noches taberna de malhechores e incluso burdel, donde se contaban hazañas reales o fingidas, se concertaban sentencias de muerte tarifando cuchilladas, y donde, en suma, latía, pintoresco y feroz, el pulsode aquella España bajuna, peligrosa y atrevida; la de los pícaros, buscones y otros caballeros del milagro, que nunca colgó en lienzos en las paredes de los palacios, pero quedó registrada en páginas inmortales”

“En las reglas del juego peligroso donde a menudo iba en prenda la propia piel, aquello formaba parte del negocio. Lo mismo que en cada combate se producían bajas, los lances de la vida deparaban ese tipo de cosas. Y él las asumía desde el principio con su impasibilidad habitual; un talante que, si a veces parecía rozar la indiferencia, no era otra cosa que estoica resignación de viejo soldado.”

“Estaba sentada -pronto supe que era incapaz de sostenerse sin ayuda- y tenía en los ojos la mirada más vacía y perdida que nunca vi: una ausencia absoluta hecha con todo el dolor, y el cansancio, y la amargura de quien conoce el fondo del más oscuro pozo que imaginarse pueda. Debía de andar por los dieciocho o diecinueve años, más parecía una anciana decrépita; cada vez que se movía un poco en la silla era lenta y dolorosamente, como si enfermedad o vejez prematura hubiesen descoyuntado cada uno de sus huesos y articulaciones. Y a fe que se trataba exactamente de eso.”

“Frailes, juez, escribano y verdugos se comportaban con una frialdad y un distanciamiento tan rigurosos que era precisamente lo que más pavor producía; más, incluso, que el sufrimiento que eran capaces de infligir: la helada determinación de quien se sabe respaldado por leyes divinas y humanas, y en ningún momento pone en duda la licitud de lo que hace. Después, con el tiempo, aprendí que, aunque todos los hombres somos capaces de lo bueno y de lo malo, los peores siempre son aquellos que, cuando administran el mal, lo hacen amparándose en la autoridad de otros, en la subordinación o en el pretexto de las órdenes recibidas. Y si terribles son quienes dicen actuar en nombre de una autoridad, una jerarquía o una patria, mucho peores son quienes se estiman justificados por cualquier dios.”

“Y aún resulta peor cuando se actúa como exegeta de una sola palabra, sea del Talmud, la Biblia, el Alcorán o cualquier otro escrito o por escribir. No soy amigo de dar consejos -a nadie lo acuchillan en cabeza ajena, más ahí va uno de barato: desconfíen siempre vuestras mercedes de quien es lector de un solo libro.”

“-Sobre el particular que nos ocupa -dijo, sabed que no hay nada que hacer. Agradezco vuestras informaciones, más nada puedo ofreceros a cambio. En materia de Santo Oficio, ni siquiera el Rey nuestro señor interviene -hizo un gesto con la mano fuerte y ancha, anudada con poderosas venas… Aunque, por supuesto, ése no sea negocio con el que podamos molestar a Su Majestad. Álvaro de la Marca miró a Alatriste, que permanecía impasible, y volvióse luego hacia Olivares. -¿Ninguna salida, entonces? -Ninguna.”

“-Ya os pasaré la factura, Don Álvaro. Mi Grandeza nunca hace las cosas gratis -el valido se volvió a Don Francisco, que oficiaba de convidado de piedra… En cuanto a vos, señor de Quevedo, espero que esto mejore nuestras relaciones. No me irían nada mal un par de sonetos alabando mi política en Flandes, de esos anónimos pero que todo el mundo sabe son escritos por vuestra merced.”

“Odiado y temido por su acerba pluma y su extraordinario ingenio, en los últimos tiempos Quevedo procuraba no mostrarse hostil al poder; y eso lo llevaba a compaginar el elogio con su acostumbrada visión pesimista y los accesos de malhumor.”

“-Pero tal vez este siglo -apuntó al terminar- ya no merezca hombres como nosotros… Me refiero a quienes en otro tiempo fuimos. Volvióse a mirar a Alatriste. Este asentía lentamente. La estrecha luna arrojaba a sus pies una vaga sombra sin contornos, difusa. -Quizá -murmuró el capitán- nosotros no los merezcamos tampoco.”

“A la España del cuarto Felipe, como a la de sus antecesores, le encantaba quemar herejes y judaizantes. El auto de fe atraía a miles de personas, desde la aristocracia al pueblo más villano; Y cuando se celebraba en Madrid era presenciado, en palcos de honor, por sus majestades los reyes. Incluso la reina doña Isabel, nuestra señora, que por joven y gabacha hizo al principio de su matrimonio ciertos ascos a ese género de cosas, terminó aficionándose como todo el mundo.”

“Merced a quienes, para bien o para mal, a despecho del turco, el francés, el holandés, el inglés y la puta que los parió, España tuvo, durante un siglo y medio, bien agarrados a Europa y al mundo por las pelotas.”

“En tal jornada, que pretendía memorable, el Santo Oficio quiso matar varias perdices de un solo escopetazo. Resueltos a minar la política de acercamiento del conde de Olivares a los banqueros judíos portugueses, los más radicales inquisidores de la Suprema habían planeado un auto de fe espectacular, que metiera el miedo en el cuerpo a quienes no andaban ciertos en limpieza de sangre. Y el mensaje era nítido: por mucho dinero y favor del valido que tuvieran, los portugueses de origen hebreo nunca estarían seguros en España. La Inquisición, apelando siempre en último extremo a la conciencia religiosa del Rey nuestro señor -tan irresoluto e influenciable de joven como de viejo, de buena naturaleza y ningún carácter, prefería un país arruinado pero con la fe intacta. Y esa, que a la larga tuvo efecto, y muy desastroso por cierto, en los planes económicos de Olivares, fue razón principal de que el proceso de la Adoración Benita, así como otras causas similares, se acelerase para eficaz y público escarmiento.”

“Dos mil personas habían velado para asegurarse un sitio. Y a las siete de la mañana en la plaza Mayor no cabía un alma. Disimulado entre la multitud, con el chapeo de ala ancha bien puesto sobre la cara y un herreruelo vuelto sobre el hombro a modo de discreto embozo, Diego Alatriste abrióse paso hasta asomarse al portal de la Carne.”

“Las hogueras ardieron durante toda la noche. La gente se quedó hasta muy tarde en el quemadero de la puerta de Alcalá, incluso cuando los penitenciados no eran más que huesos calcinados entre pavesas y cenizas. Del resplandor de los fuegos subían columnas de humo con tonalidades rojas y grises, que a veces una racha de aire arremolinaba, trayendo hasta la muchedumbre un olor denso, acre, de madera y carne quemadas. Todo Madrid trasnochaba allí: desde honestas casadas, graves hidalgos y gente de respeto, al vulgo más soez.”

“Aquella España desdichada, dispuesta siempre a olvidar el mal gobierno, la pérdida de una flota de Indias o una derrota en Europa con el jolgorio de un festejo, un Te Deum o unas buenas hogueras, oficiaba una vez más de fiel a sí misma. -Es repugnante -dijo Don Francisco de Quevedo. Era el gran satírico, como referí ya a vuestras mercedes, extremado católico al modo de su siglo y de su patria; pero templaba todo ello con su profunda cultura y su limpia humanidad. -Pobre España -añadió en voz baja. ”

 

Disney no ayuda al buen vivir

Hace menos de año que mi prima estuvo en México por varios meses y después volvió a España. Al poco tiempo hubo una comida familiar. Ella nos contaba que estando allí había estado mala, necesitando hospitalización y tratamiento. El caso es que no le recibía el especialista sí no le abonaba antes la visita. El seguro, que era de los mejores el que ella había contratado, les pagaba tarde y mal y los especialistas se negaron. No podía moverse de la cama y su compañera tuvo que coger su tarjeta de crédito, darle su código PIN, bajar a sacar la tela y pagar. El dinero por delante, sino ni médico ni medicinas ni nada. Porque con las medicinas le pasó lo mismo y tuvo que gastarse unos 300 euros. Otro persona, que estaba comiendo con nosotros dijo: “No me lo creo, eso es imposible.” Dicho completamente convencido. “¿Si no tienes dinero cómo te van a dejar morir? Eso es imposible.” Pero sí. No te atienden, no te dan medicina. Y si te mueres, te has muerto. Sencillamente así.

Y es que, como le decíamos, es lo normal. Nadie grita allí por eso “¡Qué horror!” “¡Qué injusticia!” “¡No se puede permitir!” “¿Cómo ocurre esto?” En la mayor parte del mundo pasa eso cada día y es asumido sin mayor trascendencia. Por supuesto no pienso que este bien, pero es una realidad aunque suceda a nuestra espalda. En determinadas ocasiones lo he visto personalmente. Viajar no sólo sirve para ver lugares bonitos: estar en ciertas partes del mundo te permite observar, si te preguntas lo indicado y te mezclas con los locales, como vive la gente de verdad. Es decir, que es la normalidad de la mayoría de la gente de este planeta. Y es que, amigos, nosotros no vivimos como esa mayoría. Eso no es un problema: el problema es que no tenemos consciencia y presente de ello. El norte de América, gran parte de Europa, la esquina donde está Japón, Australia y algún rincón más. Juntos son un porcentaje pequeño de países y de población en el total.

Hace poco el presidente de un país centroafricano, decía que no sabían si tenían muchos o pocos infectados o muertos. No tienen medios para curar ni para hacer test. El que viva vivirá y el que muera por coronavirus morirá como otro cualquiera. Este tipo de situaciones no es algo nuevo allí. Es el día a día. Sólo cuando se ha dado en el primer mundo es, digamos, un problema oficial y tenemos la ilusión de que hemos descubierto que existe la muerte tras la esquina cuando siempre estuvo ahí. Hable el otro día con una persona que vive en Ecuador. Me comentó que según llegó el coronavirus allí la ministra de sanidad dimitió de facto. Que están encontrando cadáveres en las casas y en las calles. No hay ninguna asignación presupuestaria para este tema. Una pequeña muestra: “Guayaquil” en google, servirá de ejemplo.

Estudiando el desequilibrio cognitivo, aprendes que para que algo mute, cambie o evolucione, es necesario una inestabilidad dentro de la área de desarrollo próximo. Los coach chupis modernos lo llaman en otros contextos; salir de la zona de confort, para provocar esa inestabilidad. Confort es una palabra que puede definir los lugares desarrolladas que comentaba arriba, el primer mundo, del cual formamos parte. Creo que justo eso nos ha distanciado de la realidad de la vida: olvidar su fragilidad inmutable. Mientras vivíamos calentitos y seguros, parafraseando a Pérez-Reverte, en un Disney de diseño, estábamos olvidando las reglas de vida. Donde toda brizna de realidad poco bonita vive a la sombra en una cultura del producir y consumir de manera rápida, feroz y sin sentido en todo ámbito vital, robándonos los espacios que debemos darnos para estar en el sentir y el vivir.

Nuestra propia estabilidad gracias a la evolución técnica, que por cierto es una maravilla y nos alarga y facilita la vida, nos ha alejado y nos ha dejado indefensos. Quizá es la razón de que mucha gente está ahora perpleja ante la situación o no sea capaz de entender su alcance y analizarla con perspectiva. Porque en nuestro Disney, acurrucaditos, hemos olvidado la realidad: que existe el dolor inevitable, la muerte, el desastre, como un proceso más y totalmente natural de la vida. Perdiendo así las herramientas para afrontarlo con lucidez y llaneza. Ya que este sentimiento o estremecimiento que recorre especialmente la parte desarrollada del planeta, nos ha hecho, de golpe y sin vaselina, saludar la realidad. Una realidad que ahora cuesta enfrentar. También podría explicar esto el caso del primer ministro de Reino Unido que seguía dando la mano en hospitales orgulloso de ello hace semanas, en plan ¿Cómo va a pasar algo malo aquí? ¿Cómo va a ocurrir un desastre? ¿Estamos locos o qué? ¡Sólo es una gripe! Ayer ingresó en la UCI. Ese distanciamiento, esa sociedad menor de edad, no nos ayuda a vivir y a morir con dignidad. Mucho menos, a entender que hacemos aquí.

Llegados a este punto, creo que se van evidenciado cosas. Una muy importante es que el sistema de salud pública, la ciencia y la investigación son prioridad. Que hay que dotarlos de los máximos medios. Otra es que vivimos en Disney, pero sobre todas las cosas queremos seguir viviendo ahí. Ciegamente y pese a todo seguimos confiando en Disney, creyendo que en una situación realmente prolongada todo va a seguir funcionando chupi. La sociedad que se niega a madurar… no se si es por miedo, por dinámicas de sociedad acomodada o porque no sabemos hacerlo de otra manera. Aunque si esto es lo bastante agónico y pudiera serlo, lo estúpido y superfluo acabará, espero, cayendo por su propio peso. No puedo dejar de pensar en mi ya ex compañero de piso. Me decía hace dos semanas que había que ser positivos y que esperaba que en unas semanas terminase todo. No le dije lo que pensaba por respeto y porque yo a veces soy lo que el estaba siendo en ese momento: estúpido e incauto. Decir que eso es ser positivo es desvirtuar el lenguaje. Prefería seguir engañándose en Disney a mirar a la realidad. Y eso es bastante peligroso porque la realidad siempre llega. Por eso es tan importante la educación: cuando se educa a los niños en esa burbuja, les quitamos los mecanismos defensivos que son necesarios para afrontar y entender las realidades que la vida tarde o temprano les pondrá.

Otro tema que reflexiono estos días es nuestra condición de seres gregarios. Necesitamos de la sociedad; necesitamos un médico que nos cure, un mecánico para que nos arregle el coche o al personal de limpieza o distribución de alimentos etc. En nuestra burbuja de felicidad de plástico y pose, hemos aumentado el punto imbécil y egocentrista. Esas redes solidarias que nuestros abuelos tenían para sostenerse ha disminuido, especialmente en ciudades. Nuestro curriculum y foto de perfil a engordado pero lo sustancial se ha difuminado. Hemos pervertido la escala de valores de nuestra condición. Ahora reflexionamos sobre la importancia de la sanidad, de los camioneros y sus suministros etc. La importancia de estar cerca y poder tocar, besar y abrazar a nuestros seres queridos o podernos despedir de ellos. Una vida sana es y será alrededor de esto; no está en otro lugar. Algunas de estas cosas habían caído en el olvido. No es una cuestión de vivir en el paleolítico, es un ejercicio de vivir en equilibrio y conciencia con nuestra propia naturaleza.

Para terminar positivo, cuento algo que viví sobre ese sentido de solidaridad. En Ecuador justo ahora hace tres años de ese viaje, al no ser un país grande el plan era atravesarlo con un coche. Nosotros íbamos hacia Guayaquil para bajar a las playas. Hay sólo una o dos carreteras que cruzan, debido a la orografía. Si a mitad de camino quieres ir por otro lado, igual tienes que invertir diez horas más en dar la vuelta. Hizo viento y llovió a muerte los días anteriores con movimiento sísmico incluido (un día más en Ecuador). Se nos iba complicando la carretera. Fuimos por tramos donde se había quedado un autobús por el desprendimiento de más de la mitad de la calzada. El temporal las había reventado. Se veían auténticos despeñaderos con mucho peligro de desprendimiento. Daban bastante miedo ir con el coche. Atravesamos varios con cuidado pero llegamos a uno que nos bajamos del coche. En una curva, un río había desbordado y bajaba el agua a con mucha fuerza cruzando la carretera. Dar la vuelta y diez horas más era inviable; se iba a hacer de noche. Pasaban 4×4 despacio y las motos. Meternos con un pequeño chevrolet no nos convencia. Pasó un rato y no habíamos conseguido decidir. En eso llegó un chaval con su chica, los dos en la moto. Se bajó y habló con nosotros. Paso con la moto varias veces hasta encontrar las zonas más altas para pasar con el coche detrás. Con un solo conductor, lo vaciamos para quitarle peso y elevar la suspensión. Yo pase el río colgado en una camioneta con las mochilas encima. Nos escoltó y nos ayudó a colocar piedras en otras zonas embarradas etc. Estuvo acompañándonos un par de horas largas. Si no es por él no se como se nos hubiera dado, pero como dicen allí, creo que la hubiéramos pasado bastante peor. Al final para agradecérselo les invitamos a una cerveza porque nos hizo un favor enorme y pudimos charlar un rato. Nos contó sus planes de vida y nos aconsejo sobre los peligros en Guayaquil y la zona de playas. La vida allí transcurre distinta.

Esto me hizo pensar y sobre todo sentirme bien. Allí, debido a que no hay tanto desarrollo y la posibilidad de desastre es más evidente necesitan esa solidaridad compartida. Ayudar y que te ayuden es el pan de cada día. Tienen presente la naturaleza del asunto: que se necesitan, que necesitan esa red de solidaridad. Recibirla y ser parte de ello me ayudó a ser más consciente. Quizá, en parte, estamos en eso ahora en el mundo “desarrollado”. Reaprender a valorar lo central de la vida. Y también volvernos a recordar que todo, incluido este coronavirus, tiene un final.

 
 

El amigo capitán Alatriste I: Alatriste.

“No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos de las guerras de Flandes.” Así comienza la narración de las varias novelas de las aventuras del capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte. Hace años que leí el primero y ya estoy a poco tiempo de terminar el que hasta el momento es el último. Y pensé hacer, por cada uno, con las páginas marcadas y subrayadas que hago en mis libros leídos, un recopilatorio de frases, diálogos o reflexiones de los personajes, principalmente de Diego Alatriste. El nombre de la categoría del blog está claro “El amigo capitán Alatriste” y el nombre de la novela. Antes eso sí, una sucinta introducción del contenido del libro para centrar un poco el tiro. Estas reflexiones, sobre la amistad, el amor, la guerra, la camaradería y la misma España, son perfectamente contemporáneas a nosotros. Pienso por eso que es un ejercicio interesante releer. A modo de claves para entender lo que somos.

Fue una época que nos marcó por mucho tiempo y aún continúa haciéndolo. “Es la España de Alatriste, una España cruel, dura, miserable, pero al mismo tiempo es una España en la cual florecen cosas que están muy bien. La España de Quevedo, la España de Lope, de Velázquez, de Cervantes, de Calderón. Ese contraste entre la miseria y la oscuridad y la grandeza y la gloria es lo que caracteriza la época. Creo que la etapa más fascinante de la historia de España. […] En unas manzanas de casas, en pocas calles vivió la mayor concentración de talento literario que hubo jamás en el mundo, no sólo en España. […] Es un privilegio indescriptible. Alatriste es más que una novela, es más que un éxito. Es revivir, pasearse, virtualmente por un mundo desaparecido. Era un mundo fascinante… y peligrosísimo” Como dijo Pérez-Reverte.

El primer capítulo transcurre en Madrid, sobre el año 1620, cuando Iñigo a la edad de trece años conoce al Capitán y va a vivir con el. Es la presentación de los personajes y la primera aventura o desventura de Diego: intentar asesinar por dinero a dos extranjeros que jamás hubiera sospechado quién eran. Allí conoce a su archienemigo para el resto de la serie: Gualterio Malatesta. Nos movemos por aquel Madrid, capital entonces del mundo e incluso también nos sentaremos con algún otro personaje de la época como Quevedo a tomar un vino:


» – No queda sino batirnos – dijo don Francisco de Quevedo. La mesa estaba llena de botellas vacías, y cada vez que a don Francisco se le iba la mano con el vino de San Martín de Valdeiglesias -lo que ocurría con frecuencia-, se empeñaba en tirar de espada y batirse con Cristo. Era un poeta cojitranco y valentón, putañero, corto de vista, caballero de Santiago, tan rápido de ingenio y lengua como de espada, famoso en la corte por sus buenos versos y su mala leche.
– Mucho acero es para derrocharlo tan de mañana, don Francisco – mediaba Diego Alatriste, con buen criterio.
– Poco me parece a mí, sin quitar el ojo a los otros, el poeta se enderezaba el mostacho con expresión feroz-. Así que seamos generosos: un palmo para cada uno de estos hijosdalgo, que son hijos de algo, sin duda; pero con dudas, hidalgos.»


«En aquel tiempo, cualquier cosa en la corte de ese rey joven, simpático, mujeriego, piadoso y fatal para las pobres Españas que fue el buen don Felipe Cuarto podría ser comprada con dinero; hasta las conciencias.»


«En la España de aquella época, enemistarse con la poderosa Inquisición significaba afrontar una serie de horrores que a menudo incluían prisión, tortura, hoguera y muerte. Hasta los hombres más crudos temblaban a la sola mención del Santo Oficio.»


«Quizá porque la verdadera patria de un hombre es su niñez, a pesar del tiempo transcurrido recuerdo siempre con nostalgia la taberna del Turco.”


«Don Francisco miró al sacerdote ajustándose los anteojos.
-¿Murmurar yo?… Erráis, Dómine. Yo no murmuro, sino que afirmo en voz alta. Y puesto en pie, volviéndose hacia el resto de los parroquianos, recitó, con su voz educada, sonora y clara:
No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca, o ya la frente,
silencio avises, o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
El capitán Alatriste miraba a don Francisco con una sonrisa larga y melancólica, que éste le devolvió. Volvía a la carga el poeta, con un soneto al que daba vueltas de vez en cuando:
Miré los muros de la patria mía,
si en un tiempo fuertes, ya desmoronados…»


«- No queda sino batirnos – añadió el poeta al cabo de unos instantes.
Habia hablado pensativo, para si mismo, ya con un ojo nadando en el vino y otro ahogado. Alatriste sonrió con afectuosa tristeza.
– ¿Batirnos con quién, don Francisco?
Tania le gesto ausente, cual si de antemano no esperase respuesta. El otro alzó un dedo en el aire. Sus anteojos le habían resbalado la nariz y colgaban al extremo del cordón, dos dedos encima de la jarra.
– Contra la estupidez, la maldad, la superstición, la envidia y la ignorancia – dijo lentamente y al hacerlo parecía mirar su reflejo en la superficie del vino-. Que es decir con España, y contra todo.»


«Escuchaba yo aquellas razones desde mi asiento en la puerta, maravillado e inquieto, intuyendo que tras las palabras malhumoradas de Don Francisco había motivos oscuros que no alcanzaba a comprender, pero que iban más allá de una simple rabieta de su agrio carácter. No entendía aún, por mis pocos años, que es posible hablar con extrema dureza de lo que se ama, precisamente porque se ama, y con la autoridad moral que nos confiere ese mismo amor. A Don Francisco de Quevedo, eso pude entenderlo más tarde, le dolía mucho España. Una España todavía temible en el exterior, pero que a pesar de la pompa y el artificio, de nuestro joven y simpático Rey, de nuestro orgullo nacional y nuestros heroicos hechos de armas, se había echado a dormir confiada en el oro y la plata que traían los galeones de Indias. Pero ese oro y esa plata se perdían en manos de la aristocracia, el funcionariado y el clero, perezosos, maleados e improductivos, y se derrochaban en vanas empresas como mantener la costosa guerra reanudada en Flandes, donde poner una pica, o sea, un nuevo piquero o soldado, costaba un ojo de la cara. Hasta los holandeses, a quienes combatíamos, nos vendían sus productos manufacturados y tenían arreglos comerciales en el mismísimo Cádiz para hacerse con los metales preciosos que nuestros barcos, tras esquivar a sus piratas, traían desde Poniente. Aragoneses y catalanes se escudaban en sus fueros, Portugal seguía sujeto con alfileres, el comercio estaba en manos de extranjeros, las finanzas eran de los banqueros genoveses, y nadie trabajaba salvo los pobres campesinos, esquilmados por los recaudadores de la aristocracia y del Rey. Y en mitad de aquella corrupción y aquella locura, a contrapelo del curso de la Historia, como un hermoso animal terrible en apariencia, capaz de asestar fieros zarpazos pero roído el corazón por un tumor maligno, esa desgraciada España estaba agusanada por dentro, condenada a una decadencia inexorable cuya visión no escapaba a la clarividencia de aquel hombre excepcional que era Don Francisco de Quevedo. Pero yo, en aquel entonces, sólo era capaz de advertir la osadía de sus palabras; y echaba ojeadas inquietas a la Calle, esperando ver aparecer de un momento a otro a los corchetes del corregidor con una nueva orden de prisión para castigar su orgullosa imprudencia.»


«Oí restallar el látigo del cochero, y el carruaje arrancó para llevarse con él esa sonrisa que todavía hoy ignoro si fue real o imaginada. Y yo me quedé en mitad de la calle, enamorado hasta el último rincón de mi corazón, viendo alejarse a aquella niña semejante aun ángel rubio e ignorando, pobre de mí, que acababa de conocer a mi más dulce, peligrosa y mortal enemiga.»


«El capitán se acomodó mejor la capa sobre los hombros y miró hacia el ángulo de la calle iluminado por la macilenta luz del farol. Bajo el paño cálido, su mano izquierda descansaba en el pomo de la espada. Por un instante se entretuvo intentando recordar el número de hombres que había matado: no en la guerra, donde a menudo resulta imposible conocer el efecto de una estocada o un arcabuzazo en mitad de la refriega, sino de cerca. Cara a cara. Eso del cara a cara era importante, o al menos lo era para él; pues Diego Alatriste, a diferencia de otros bravos a sueldo, jamás acuchillaba a un hombre por la espalda. Verdad es que no siempre ofrecía ocasión de ponerse en guardia de modo adecuado; pero también es cierto que nunca asestó una estocada a nadie que no estuviese vuelto hacia él y con la herreruza fuera de la vaina.»


«Otro hombre con menos temple que Diego Alatriste y Tenorio, antiguo soldado de los tercios de Flandes, habría buscado con urgencia una silla donde sentarse. O para ser más exactos, donde dejarse caer. Pero se mantuvo erguido, sosteniendo la mirada de Guadalmedina como si nada de aquello fuera con él.»


«Si en el casi medio siglo de reinado de nuestro buen e inútil monarca Don Felipe Cuarto, por mal nombre llamado el Grande, los gestos caballerescos y hospitalarios, la misa en días de guardar y el pasearse con la espada muy tiesa y la barriga vacía llenaran el puchero o pusieran picas en Flandes, otro gallo nos hubiese cantado a mí, al capitán Alatriste, a los españoles en general y a la pobre España en su conjunto. A ese tiempo infame lo llaman Siglo de Oro. Más lo cierto es que, quienes lo vivimos y sufrimos, de oro vimos poco; y de plata, la justa. Sacrificio estéril, gloriosas derrotas, corrupción, picaresca, miseria y poca vergüenza, de eso sí que tuvimos a espuertas. Lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de Diego Velázquez, oye unos versos de Lope o de Calderón, lee un soneto de Don Francisco de Quevedo, y se dice que bueno, que tal vez mereció la pena.»


“Otra hubiera sido la historia de nuestra desgraciada España si los impulsos del pueblo, a menudo generoso, hubieran primado con más frecuencia frente a la árida razón de Estado, el egoísmo, la venalidad y la incapacidad de nuestros políticos, nuestros nobles y nuestros monarcas. El cronista anónimo se lo hace decir a ese mismo pueblo en el viejo romance del Cid, y uno recuerda con frecuencia sus palabras cuando considera la triste historia de nuestras gentes, que siempre dieron lo mejor de sí mismas, su inocencia, su dinero, su trabajo y su sangre, viéndose en cambio tan mal pagadas: «Qué buen vasallo que fuera, si tuviese buen señor».”


“Ignoro cómo, con los pocos años que por aquel entonces tenía Angélica de Alquézar, alguien puede llegar a sonreír como ella lo hizo esa mañana ante la casa de las Siete Chimeneas; pero lo cierto es que lo hizo. Una sonrisa lenta, muy lenta, de desdén y de sabiduría infinita al mismo tiempo. Una de aquellas sonrisas que ninguna niña ha tenido tiempo de aprender en su vida, sino que son innatas, hechas de esa lucidez y esa mirada penetrante que en las mujeres constituye exclusivo patrimonio; fruto de siglos y siglos de ver, en silencio, a los hombres cometiendo toda suerte de estupideces. Yo era entonces demasiado joven para advertir lo menguados que podemos ser los varones, y lo mucho que puede aprenderse en los ojos y en la sonrisa de las mujeres.”


“Respecto a la calle Mayor, ésta era vía de tránsito obligada desde el centro de la villa al Alcázar Real, y también lugar de plateros, joyeros y tiendas elegantes; por eso al caer la tarde se llenaba de carrozas con damas, y caballeros luciéndose ante ellas. En cuanto al Prado de San Jerónimo, grato en días de sol invernal y en tardes de verano, era lugar arbolado y verde, con veintitrés fuentes, muchas tapias de huertas y una alameda por donde circulaban carruajes y paseantes en amena conversación. También era sitio de cita social y galanteo, propicio para lances furtivos de enamorados, y lo más granado de la corte se solazaba en su paisaje.”


“Confieso que tenía frío y tenía miedo. Pero yo era hijo de Lope Balboa, soldado del Rey, muerto en Flandes. Y no podía abandonar al amigo de mi padre.”


“–¿Acaso os revelaron entonces su identidad?
–No, aunque pudieron hacerlo y tal vez salvarse. Lo que ocurre es que fui soldado durante casi treinta años. He matado y hecho cosas por las que condenaré mi alma… Pero sé apreciar el gesto de un hombre valiente. Y herejes o no, aquellos jóvenes lo eran.
–¿Tanta importancia dais al valor?
–A veces es lo único que queda –respondió con sencillez el capitán–. Sobre todo en tiempos como éstos, cuando hasta las banderas y el nombre de Dios sirven para hacer negocio.”


“Y eso que Lope a tales alturas no necesitaba darle jabón a nadie. Para que vean vuestras mercedes lo que son las cosas, y lo que somos España y los españoles, y cómo aquí se abusó siempre de nuestras buenas gentes, y lo fácil que es ganarlas por su impulso generoso, empujándonos al abismo por maldad o por incompetencia, cuando siempre merecimos mejor suerte.”


“A fin de cuentas, por mucho que nuble, la sombra siempre termina despuntando cosida a los pies de uno. Y nadie puede escapar de su propia sombra.”


“El poeta andaba siempre en querellas de celos y pullas con varios de sus colegas rivales, cosa muy de la época de entonces y muy de todas las épocas en este país nuestro de caínes, zancadillas y envidias, donde la palabra ofende y mata tanto o más que la espada.”


“Don Francisco de Quevedo no olvidaba que el joven pintor había ejecutado nada más llegar a Madrid un retrato de Luis de Góngora, y aunque no tenía nada contra el mozo, procuraba hacerle purgar semejante pecado con unos pocos días de ninguneo. Aunque la verdad es que muy pronto Don Francisco y el joven sevillano se hicieron asiduos, y el mejor retrato que se conserva del poeta es, precisamente, el que hizo después aquel mismo joven. Que con el tiempo también fue muy amigo de Diego Alatriste y mío, cuando ya era más conocido por el apellido de su madre: Velázquez.”


“La conversación quedó interrumpida cuando todos, salvo el Dómine, se inclinaron sobre la barandilla para saludar a unas damas que pasaban en carricoche descubierto, sentadas entre faldas, brocados y guardainfantes, camino de las platerías de la Puerta de Guadalajara. Eran tusonas, o sea, rameras de lujo. Pero en la España de los Austrias, hasta las putas se daban aires.”


“Y no lo olvide nunca. […] Pero queda, en las bibliotecas, en los libros, en los lienzos, en las iglesias, en los palacios, calles y plazas, la huella indeleble que aquellos hombres dejaron de su paso por la tierra. […] El eco de sus vidas singulares seguirá resonando mientras exista ese lugar impreciso, mezcla de pueblos, lenguas, historias, sangres y sueños traicionados: ese escenario maravilloso y trágico que llamamos España.”


“ Podemos resumirlo diciendo, por ahora, que de las armas con que Dios y la naturaleza dotaron a la mujer para defenderse de la estupidez y la maldad de los hombres, Angélica de Alquézar estaba dotada en grado sumo.”


“Desde el monarca hasta el último villano, la España del Cuarto Felipe amó con locura el teatro. Las comedias tenían tres jornadas o actos, y eran todas en verso, con diferentes metros y rimas. Sus autores consagrados, como hemos visto al referirme a Lope, eran queridos y respetados por la gente; y la popularidad de actores y actrices era inmensa. […] Dos había en Madrid: el del Príncipe, también llamado de La Pacheca, y el de la Cruz.”


“Singular carácter, el nuestro. Como alguien escribiría más tarde, afrontar peligros, batirse, desafiar a la autoridad, exponer la vida o la libertad, son cosas que se hicieron siempre en cualquier rincón del mundo por hambre, ambición, odio, lujuria, honor o patriotismo. Pero meter mano a la blanca y darse de cuchilladas por asistir a una representación teatral era algo reservado a aquella España de los Austrias que para lo bueno, que fue algo, y lo malo, que fue más, vivi en mi juventud: la de las hazañas quijotescas y estériles, que cifró siempre su razón y su derecho en la orgullosa punta de una espada.”


“–Siempre creí que la de Valencia fue una gloriosa campaña…
–Pues informaron mal a vuestra Excelencia. No hay gloria ninguna en saquear casas, forzar a mujeres y degollar a campesinos indefensos. […]
–Vaya –el ministro alzaba ahora las dos cejas con fingida sorpresa.
–. ¿Y asesinar por cuenta ajena sí lo es? –Yo no mato niños ni ancianos, Excelencia.
–Ya veo. ¿Por eso dejasteis vuestro Tercio y os alistasteis en las galeras de Nápoles?
–Sí. Puesto a acuchillar infieles, preferí hacerlo con turcos hechos y derechos, que pudieran defenderse.”


 

 

Cuba libre, Gracias

No es fácil escribir ni ordenar todo lo que me pasa por la cabeza de estas tres semanas espectaculares recorriendo la isla de Cuba. Creo que un buen comienzo sería diciendo gracias. Gracias por vuestros valores. Por ser, como ellos dicen (cosa que yo también pienso), nuestros hermanos. Porque realmente nos quieren. Ciertamente te sientes muy poco «Yuma» cuando estás por allí, te sientas a hablar con ellos, a comer, tomar una cerveza o dormir unas noches en su casa. No solo compartimos lengua, sino pasado y cultura. El castellano es nuestra patria común. Por supuesto no solo en Cuba, sino en toda Latinoamérica. Una patria común de quinientos millones de hispanohablantes.

Cada ciudad y pueblo del país con sus museos, en especial la Habana, permite viajar en el tiempo desde el siglo XV hasta hoy. Entender que fue España y que mereció la pena, con lo bueno y lo malo que allí llevamos. También entender porque son y porque somos, los españoles, como somos. Desde la época colonial, hasta el día de hoy, pasando por supuesto por la revolución que pese a todo vertebra gran parte de la identidad del país. Como mola ver en persona la estación de radio rebelde utilizado por el Che en el museo de la revolución. Las cosas están cambiando despacio, pero el pasado no se puede cambiar, creo. No estoy convencido de esto último, porque allí leí “1984” de Orwell. Y si, es posible que Colón tuviera razón, cuando llegó por primera vez ese 28 de Octubre a la isla: «La tierra más hermosa que ojos humanos hubieran visto».

La Habana te deja, especialmente con sus antiguos coches americanos, trasladarte unos cuantos años atrás, algo más de medio siglo. Es la ciudad que lo tiene todo sin tener nada. Es pasear horas y horas por sus calles, sin más destino que perderse, tú y la ciudad, para que, en el momento menos pensado, te vuelvas a encontrar. Te vuelvas a encontrar contigo, con la habana y con una solidaria condición humana que conquista tu sonrisa. Cualquier cosa puede suceder, cualquier cosa puede existir, si estás listo para descubrirlo. Pocos lugares son tan contradictorios. Incluso… casi tan contradictorios como nosotros mismos. Un final del día mirando al Malecón desde la Fortaleza de San Marcos bebiendo Guarapo recién exprimido con un poco de ron es un regalo a los sentidos.

El lugar más alejado de mi casa donde me hospedado es Viñales. Unos 7.500 km. Quizá uno mis lugares favoritos de la isla. Un sitio con una naturaleza riquísima, rodeado de pozas y cuevas envueltas por los «mogotes» que rodean el valle. Perfecto para la bici y para hacer algo de escalada. Es curioso. Estando tan lejos, me he sentido tan bien como en mi casa, siendo parte de la familia. Eso es mejor que todo el valle entero. Solo se puede pagar con el mismo cariño y respeto hacia ellos. Gracias por acogerme, por cuidarme y hacer mi estancia allí aún mejor. El calor familiar es algo grande, no solo en Viñales.

También gracias por algo tan maravilloso que he podido hacer tantas veces. Hablar con la gente relajadamente, con espacio y tiempo, entre personas que quieren compartir, conocer y contarte. Esas conversaciones tan enriquecedoras con la gente local… Conversaciones que surgen en cualquier lugar y se demoran horas. Es un privilegio enorme haber podido compartir vida y opiniones con gente tan distinta en edades, pensamientos y modos de vida. Es aprender y entender de primera mano, sin que nadie te lo cuente. También con otros viajeros, sobre todo los que viajan de verdad, para vivirlo, no solo para verlo. Los que viajan para vivirse. Gracias por todas y cada una de esas conversaciones y momentos. Ya sean en español, en inglés (prometo mejorar), en italiano (prometo contestar una palabra en italiano) o en la lengua favorita de los guías turísticos cubanos: «Espanghis».

Por la calma de Bahía de Cochinos y sus playas transparentes llenas de corales y peces, perfectas para hacer kilómetros en bici en busca de otro rincón más para hacer snorkel hasta que el sol se vaya. Por la primera derrota americana allí. Por los zumos de fruta bomba. Por los reencuentros y los nuevos encuentros allí y que se irían sucediendo en los diferentes destinos. Por aumentar, una vez más, mi gama de grises, algo que ocurre cada vez que uno viaja, con los ojos despiertos, el cerebro abierto y unos libros entre las manos. Eso hace entender mejor la vida y el lugar del mundo en el que vive. Por las horas de lectura, ¡Que placer tener tiempo para leer y para escribir!. ¡Que placer tener tiempo para vivir!.

También porque recordarme que esperar colas (Banco, CADECA o hasta en los baños), puede llegar a ser algo terapéutico. Aunque al principio no lo sientas. Es recordar algo que todos sabemos pero olvidamos cada día: que la vida está aquí y ahora, sin prisas. Con el que tenemos al lado, ayudando y sirviéndote de su ayuda. Como dice un buen conocido; la vida está en los ojos del otro, en la piel del otro. Esa es la conexión real y auténtica. El tacto y su placer, como dicen los chikos del maíz. Sentir la vida transcurrir tranquilamente, no hace falta mucho más.

Relajarse en la incertidumbre. Suena bien. En Cuba todo es posible, pero nunca sabrás cuándo ni cómo será. Como ellos dicen, «no es fácil». En un país tan seguro como este, no existe la certeza tampoco. Aprender a vivir con ello es convivir con nuestra naturaleza. No es un lugar para ir con prisas y eso es de agradecer.

Por permitirme viajar por los lugares más oscuros de mí y también los más amables. Por no dejarme huir. Por dejarme descubrirme. Por enfrentarme a mí mismo y permitirme pensar mi mundo y mi vida. Hacerlo desde la perspectiva real y tranquila que me permita ser feliz. Repensar tu vida y replantearte todo. Una buena respuesta; ¿Porque no? Increíble.

Por elegir cada momento para mí y disfrutarlo como si no existiera otra cosa en el mundo en ese instante. Saborear la vida como algo finito, pero sin agobios. Por dejarme llevar por otros también, decidido antes por mí, para descubrir otros caminos. Así es cuando todo es posible, hasta enamorarte en cada momento de la vida sintiéndolo por tu cuerpo y tu cabeza. Por la necesidad de reinventarse en cada momento como hacen los autóctonos. Vivir es un reinventarse diario. Por levantarte y pensar en el día como una aventura que tú vas a crear y cabe todo. Por sentirlo tanto, tanto como el aire fresco acariciándote la piel en las noches trinitarias. Ahí cambia el mundo, porque tu estas cambiándolo para ti. Joder, como mola.

Por dejarme descubrir que cuando vives, sobre todo con intensidad, entiendes que no hay tantos héroes omnipotentes y que los mitos, solo están existen en la mitología. A relativizar y a sospechar lo estúpido que es endiosar o odiar nada por muy desconocido o valorado que sea. Es mejor el respeto y la comprensión.

Por el sentimiento de volver a la única y verdadera patria: la infancia. Hacer y sentir cosas que te transportan al pasado debería ser algo obligatorio en nuestras vidas. Por sentir que valgo lo que valgo por como soy, por quien soy, sin importar nada lo que tengo. Porque yo ya lo sabía, pero en Cuba es más fácil sentirlo.

Por la luna llena de Trinidad que conecta personas. Por su puesta de sol desde la playa, algo espectacularmente bonito. Por poder tocar en el proyecto de banda callejera con la vida más corta de Trinidad. Por bailar el «Baby Girl» dentro de una cueva llena de ron. Por la cerveza bucanero y por la cristal, los mojitos, los cubalibres y la canchánchara. Porque la comida sabe a comida y la fruta sabe a fruta. Por esa naturaleza virgen que haga que media isla sea patrimonio. Que nunca lleguen allí los ladrillazos por favor. Por las risas y las sonrisas. Por como transcurre la vida allí.

Por ser un único país del continente Americano con cero niños durmiendo en la calle y sin desnutrición infantil. Por la sanidad y la educación, impensable antes. Todo esto tras un bloqueo de mas de medio siglo. Con luces y sombras. Es dignidad.

Por ser así, y porque los cambios sean progresivos. Al ritmo cubano. Como mucha gente quiere allí. No perder la identidad es importante. Sin identidad no somos nada. Por ser el verano del invierno.

Por todo esto y mil cosas más Gracias. Nos volveremos a ver. Hasta la victoria, siempre.

valleviñales

 
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Publicado por en 29 noviembre, 2016 en Abstracto, Amor, Historia, Viaje, Vivencias

 

Una enamorada y un amante bailan por Sevilla

Como cuenta Reverte al principio de La piel del tambor, nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla. Tiene razón. Caminando por la noche, observando la giralda iluminada tenía la sensación de estar en un cuento. Te invita a pasear y perderte por ella entre la calidez de su gente. Por cada una de sus calles. Ese blanco y dorado de sus edificios bajo los cuales incide un espléndido sol andaluz.

La Sevilla testigo del tiempo que no ha perdido la memoria. Su arquitectura da fe de ello en el casco antiguo más grande de España. El Guadalquivir, por donde vino todo, atestigua nuestros lazos con América Latina y el nuevo mundo. El puerto de Indias convirtió a la ciudad en el centro financiero y mercantil de la época.

Tiene algo. Sus callejones se descubren a cada momento y te transmiten vida y tranquilidad. Desde la calle Betis se muestra un retrato para recrearse.

Aunque siempre he considerado a Andalucía como un amante en el que  puedes escapar de  la mediocridad de Madrid, que te hace envolverte en su arte y su alegría, y enamorarte de sus calles y ciudades, en mi primera visita fugaz a Sevilla (y al contrario de lo que suele ocurrirle a quien pisa por primera vez la ciudad), ésta no me enamoró.

Nunca he sido muy afín a los señoríos y las galas, y recorrer la ciudad hispalense significa moverse entre mujeres de mantilla y peineta y  señoritos con pinta de toreros, trajeados y peinados, que se mezclan entre el aroma a incienso y las procesiones, que te hacen sentir que vives en una Semana Santa constante en cualquier época del año.

En aquella visita, por más que lo intenté no encontré la sintonía, no podía fluir tranquilamente en la vida sevillana; había cosas bonitas, si, pero no sentía la belleza. Asique después de haber pasado algunos días sorteando a  las vendedoras de romero de los alrededores de la catedral me fui. No me llevaba una parte de la ciudad conmigo, no sentía nada especial después de haber estado allí. No quería a Sevilla, pero a Sevilla le gusta que le quieran, asique me hizo volver para quedarme algún tiempo después. Así pude aprender a mirarle con otros ojos, porque a Sevilla no se le puede mirar de cualquier manera, a Sevilla hay que mirarla con pasión.

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Las dos veces que la he visitado, al llegar, la ciudad estaba plácidamente dormida, con un murmullo tranquilo. De noche. Sus edificios, reposando en un reflejo naranja de foto. Como es costumbre en mi vida, busco una primera vez para las cosas antes de que se haga demasiado tarde. Tocaba por fin descubrir Sevilla. Además, en algunas ocasiones es mejor si lo haces con una persona con experiencia para serpentear entre sus edificios.

Transitamos por el centro de la ciudad, con un sol generoso, que la iluminó para nosotros. Tan generoso que no nos abrasó. Alguna que otra iglesia, hasta llegar a la plaza de la catedral nos regalaron las primeras vistas amables. Tras subir a la Giralda para observar la ciudad desde un lugar privilegiado acabamos colándonos en el barrio, sin duda, más bonito. Porque callejear, ya que no se puede hacer otra cosa, por Santa Cruz, es un placer para los sentidos. Sobre todo para la vista y el olfato.

También lo es acabar en una de sus mesas con una jarra de vino manzanilla andaluz tan típico, para calmar nuestra sed y picar algo disfrutando del vaivén del aquel sitio. Tras pasarlo tan mal entre trago y trago, llegamos sin darnos cuenta a la tarde. Paseamos entre las sombras de los parques cercanos al Alcázar tratando de evitar un sol hercúleo y cruzando un par de calles llegamos a un sitio espectacular y único en su género. Mi guia trataba de sorprenderme y lo conseguía con bastante facilidad.

Uno nunca sabe lo que le va a deparar la vida, y como a quién no quiere caldo le dan dos tazas, el destino quiso que me tuviera que trasladar a Sevilla durante un tiempo indeterminado. Al principio, reacia a todo lo nuevo que me rodeaba, no conseguía la manera de adaptarme e integrarme en el entorno. Incapaz de entender el acento cuando algún conductor de autobús o camarero me hablaban, me movía constantemente desde Sevilla Este hasta el Centro, sin saber dónde pararme  y sentarme a disfrutar de cualquier sombra, tan codiciada en el calor abrasante de aquel Agosto.

Sin embargo, poco a poco, el día a día sevillano fue conquistándome, la alegría de la gente se me contagiaba, mis pies empezaron a acostumbrarse a las calles, mi cuerpo al calor, mis ojos a la Giralda y mi alma a Andalucía.

Y aunque con el tiempo fui adaptándome y viviendo en paz con la ciudad, aún recuerdo la primera vez que ésta consiguió dejarme realmente con la boca abierta.

Todavía puedo sentir la sensación de asombro y expectación por el paisaje que se iba apareciendo a mi alrededor a medida que iba cruzando las dos torres que dan entrada a uno de los lugares más impresionantes que he podido visitar.

Tuve que mirar dos veces porque no podía creer lo que mis ojos veían. Los colores, la arquitectura, el agua y el sol se combinaban a la perfección dejando un mosaico de formas que a día de hoy sigo sin poder describir con palabras. Sin embargo, desde el momento en el que pisé esa plaza, supe que había encontrado mi pequeño sitio en Sevilla, un lugar donde pasar las horas sin más que hacer que mirar de un lado a otro, y disfrutar de la belleza que Aníbal González construyó para nosotros.

A día de hoy, una de mis cosas favoritas cuando enseño a alguien la ciudad es ver su cara cuando les llevo aquí. Todavía no conozco a nadie que no se haya quedado alucinando al conocer la Plaza de España. Sigue siendo mi lugar favorito de Sevilla, y creo que lo será para siempre.

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Con permiso de la salmantina, la de Sevilla es espectacular. “És lo mejor que tenemos”, advertía una mujer de allí la noche anterior. Ya estábamos dentro para aseverar sus palabras.

Buscar tu tierra representada entre cada una de las provincias allí presentes, es una actividad constante en ese semicírculo entre dos torres que mira al Guadalquivir. Símbolo de abrazo con los antiguos territorios americanos. Con esa patria común de casi quinientos millones de hispanohablantes.

Una enamorada de la ciudad me desveló una historia allí, en el instante que subíamos a esa especie de mirador dentro de la Plaza para elevar nuestra mirada. Conocimos el lema de la ciudad y su porqué: NO8DO (No me ha dexado), por el apoyo de la ciudad a Alfonso X.

Y esque eso es viajar con sentido. Conocer que cada lugar que pisas y recorres tiene vida pasada. Dotar todo de sentido. Una historia que hace al lugar ser como es. Es imposible explicar Sevilla sin su historia, al igual que pasa con España. Se trata de amueblar los lugares que descubres con la memoria, su biografía y sus leyendas. Es la mejor manera de respetar los lugares y fluir por ellos: conociendo su historia.

Fluir tanto y notar como se dibuja en tu cara una sonrisa de complicidad al ver una cuadrilla, con una guitarra y un par de “bajos” improvisados. Dos cubiteras metálicas hacían las veces de instrumento en La Cigala de Oro. Tocando sin más motivo que la alegría de vivir y estar. Así comprendí que Sevilla tiene realmente un color especial y mucho arte, en primera persona. Si tuviera que definirla, sería así.

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Poco a poco, los Domingos por Triana empezaron a convertirse en mi momento preferido. Cada vez que cruzaba el puente parecía entrar  a otra época, a otro mundo. Triana huele a flamenco y a pescaito frito. El barullo de la calle por el día te hace perderte aún más en ella. Es la esencia de Sevilla, el barrio por excelencia. Las macetas con las flores, las guitarras, las terrazas, los balcones…

Los trianeros dicen que Triana no es Sevilla, que es otra cosa, y yo, creo que la una sin la otra y la otra sin la una, nunca hubieran sido lo que son.

Aunque siempre me ha parecido que la noche hace aparecer un halo de misterio y magia sobre cualquier lugar que cubre, a medida que pasaba el tiempo me fui dando cuenta de que a Sevilla la noche le sienta especialmente bien. Caminar por sus callejas cuando ya no hay luz puede convertirse en uno de los paseos más especiales que jamás podrás hacer.

Encontrarte de lleno con la giralda iluminada, tomar algo al lado del rio mientras contemplas en el agua el reflejo de la torre del oro, un paseo en barco por el Guadalquivir, una cena en Santa Cruz…Es la magia hecha ciudad.

¡Y la feria! Uno nunca ha vivido Sevilla si no ha ido a una feria…Los  trajes de gitana, las flores en el pelo, el vino fino…quedarse embobado viendo bailar a todo el mundo, escuchar “Sueña la margarita con ser romero” hasta volverse loco.

Una vez que cruzas la portada, dentro del ferial, debes estar preparado para el derroche de arte y alegría que se vive en cada caseta.

No conozco la feria, por falta de tiempo. Dos ocasiones. Sólo dos fines de semana han hecho que me convirtiera en un amante fugaz. Pero un buen amante, creo. Ya hace algo más de un año de la primera visita y fue hace muy poco la segunda. Aún quedan cosas por ver. Mejor así. Eso no es tan importante y me valdrá de excusa para volver a ser, al menos una vez más, amante de Sevilla. Lo importante no es lo que queda por ver, sino por vivir. Porque todo aquello, es un lugar para vivirlo y sentirlo. De manera tranquila, dejándote seducir por aquel microclima.

Recuerdo nítidamente el sentimiento al dejar la ciudad. Las dos veces. Fue el mismo y en el mismo lugar, en Santa Justa. “No me quiero ir de aquí”, pensaba, mientras el sentimiento de pena recorría mi cuerpo como un pequeño escalofrío. Quizá es un placer irse con ganas de no querer largarse de un lugar. Suena raro, muy raro, pero es cierto.

Aún así, ni siquiera me enfade ni me entro demasiada coraje. Abracé aquel sentimiento, porque sabía que me volvería a llevar hasta allí. Creo que uno no se despide para siempre de Sevilla. Intuí entonces que de ésta ciudad, no se puede ser un mal amante que la abandona durante mucho tiempo.

Justo hoy, mientras escribo esto, hace un año que dejé Sevilla para volver a mi casa. No pude despedirme de la ciudad, aunque en el fondo creo que es que no quise.

Contra todo pronóstico me dolía decirle adiós.  Poco a poco me había ganado, y me había convertido en alguien que antes no era. Aprendí a amar a Sevilla.

A veces me despierto pensando que sigo alli, pero me asomo a la ventana y la Almudena me recuerda que no. Y creo que siempre me quedará dentro un trocito de ciudad por lo vivido, y seguiré echando de menos el acabar todas las fiestas bailando sevillanas aunque no me sepa ni la primera, echaré de menos los “mi arma” y el rebujito, las mantillas, las peinetas y las flores en el pelo, los Domingos por Triana, y las noches de paseo…

Y desde entonces ya no puedo considerar a Andalucía como un amante con el que escapar de vez en cuando…Sevilla se merece más que eso…a Sevilla hay que quererla… Sevilla, cuánto te quiero.

Fdo. la enamorada y el amante,

Miriam O. y Juan P.

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Publicado por en 23 junio, 2016 en Amor, Historia, Narrativo, Viaje, Vivencias

 

De la transición hasta hoy… ¿Del absolutismo a la mercadocracia?

Es en 1969 donde comienza esta andadura hacia del final del franquismo, la transición y la consolidación de la democracia, siendo también el año de la llegada a la luna. Franco nombra como sucesor de la jefatura de estado al príncipe Juan Carlos, a título de Rey. El gobierno franquista mostraba dos tendencias, unos más afines a la continuidad del régimen, el llamado bunker, y otros más tecnócratas. Fue una etapa revuelta donde se declaró el estado de excepción por incidentes en la universidad, detenciones de demócratas (si, demócratas), etc…que chocaba aún con la represión. La Iglesia comienza a separarse del régimen al que tan unido esta durante todo el franquismo (social-catolicismo). Fue también el año que ETA emerge en España. Estamos a las puertas de la democracia, pero hasta las primeras elecciones y la constitución queda un camino delicado. Se tomó como un buen ejemplo y asombró, en parte, al mundo ya que existía el miedo de volver a un conflicto. Hubo mucha tensión social durante los años anteriores y también durante los primeros años de la democracia pero los actores visibles también hicieron una gran papel; el Rey Juan Carlos, Suarez, el Partido Comunista de España, el PSOE… Hubo un acercamiento, digamos y una conciliación sin la cual todo podría haberse ido al diablo otra vez, como en el golpe de estado de 1936.

Por aquel entonces la presión social en las calles es alta, y las aulas de las universidades se convierten en un lugar de ideas de progreso y de libertad. La llegada de extranjeros europeos por turismo ayuda a la sociedad española a tener consciencia de un mundo más moderno y progresista. También los emigrantes que vuelven por la crisis en el extranjero conocen ya las democracias europeas. Las manifestaciones, huelgas y enfrentamientos con la policía nos dejan ver que el régimen se tambalea caminando cada vez más hacia el final aunque oponiendo resistencia. El franquismo empieza a hacer aguas por diferentes causas; sociales, económicas… Los sindicatos clandestinos pasan a un primer plano, arrinconando al sindicato vertical (el oficial) que quedaría desfasado. La conflictividad laboral se dispara y se producen huelgas, las cuales no eran legales en el régimen absolutista. Hubo un intento de represión y mueren obreros durante estos años y se encarcela a representantes de sindicatos. La Iglesia, ya que ve venir el hundimiento del franquismo, de una manera táctica, llega a pedir perdón por no estar al lado de las víctimas de la guerra. Poco a poco se desvincula del régimen. Una señal de ello, es que algunos clérigos acaban en la cárcel por sus homilías.

Por el estado de salud, ya en 1973, Franco pone al frente del gobierno a Carrero Blanco, uno de sus máximos asesores. Es un intento de, tras su muerte, asegurar el franquismo. Es la primera vez desde 1939 en la que se elegía a un sucesor para hacer frente al gobierno. Pero el 20 de diciembre de ése mismo año, ETA lo asesina en un brutal atentado donde hace volar el coche donde iba, hasta la azotea. Este atentado refuerza el inmovilismo y franco nombre a Arias Navarro, de la linea dura del Bunker.

Navarro da muestras de cierto aperturismo. El PCE, desde ginebra anuncia que quiere una alianza para lograr la democracia. Nace así la Juta Democrática de España en 1974. Por entonces el PSOE regenera el partido con hombres jóvenes. El nuevo líder: Felipe González. En ese mismo año ETA comete un atentado sanguinario en Madrid en la Cafetería Rolando dejando 13 muertos. Esto junto a la revolución de los claveles hace que el franquismo, que como hemos dicho está en sus últimas (al igual que Franco), intenta finalmente cerrarse e insistir en continuar con el régimen.

En 1975, por fin, tras una larga agonía, muere Franco. Muere el jefe del estado durante tantos años. Se cierra parte de una historia dictatorial de nuestro país con su muerte y al mismo tiempo con un alo de esperanza y también de incertidumbre en una sociedad ligeramente dividida. El nuevo Rey de España tiene una tarea delicada. Se puso en tela de juicio su capacidad para llevar a buen puerto el gobierno, incluso fue apodado al principio como «Juan Carlos el Breve». Poco a poco, con varios gestos en los cuales se juega gran parte de su publico, el rey lograra revertir ésto y el republicanismo retrocede un poco.

Amnistía y libertad. Unas palabras pedidas por buena parte del pueblo y por la oposición. Desde el PCE y desde el PSOE, no se cree, o se ve muy difícil alcanzar una democracia basada en un reinado decidido, a dedo, por un dictador. Ahí al Rey no le queda mucho margen de maniobra. La presión en la calle aumenta y 1976 es un año lleno de manifestaciones contra la monarquía y por la libertad, a favor de unas elecciones democráticas.

También hay sangre. Son notables los movimientos de huelga: cinco trabajadores asesinados por la policía (Vitoria) después de tres meses de huelga. Esto pone las miras en el jefe del estado Carlos Arias que se le ve ya como incapaz para dirigir el gobierno. El asesinato de éstos trabajadores unifica a la oposición (desunida durante la dictadura) y nace Coordinación Democrática (La Platajunta).

Es entonces cuando el Rey designe al nuevo presidente de gobierno: Adolfo Suarez, que jura su cargo en la Zarzuela en 1976. En unos primeros momentos la opinión pública y la prensa critican al rey por dicho nombramiento ya que se ve en Suarez a alguien sin experiencia para afrontar los problemas. La apuesta del Rey es fuerte y como dijo Suarez después, él se jugó el cargo nombrándolo presidente. El rey lo apoya públicamente presidiendo el primer consejo de ministros.

Son momentos de gran delicadeza. Momentos de encaje de bolillos, pues la transición de una dictadura fascista hacia un proceso constituyente y democrático, intentado hermanar a unos y otros, tanto el pueblo como los órganos y organizaciones políticas y sociales no es sencilla. Con una parte de la sociedad aún franquista en una España con muy poca tradición democrática.

Entre tanto, en el año 1976 el presidente de la Republica regresa a España del exilio. Su oralidad muestra una realidad pasada y un anhelo de presente. “Claudio Sánchez-Albornoz: Al pisar España dije que vendría llorando y llorando estoy. No tengo más que una palabra: Paz. Nos hemos matado ya demasiado, entendamos en un régimen de libertad poniendo todo de nuestra parte. Lo que sea necesario de un lado y del otro de la barricada. Son muchos 40 años. Áspera vida la de los Españoles… tengamos una vez por todas la mano en la mano del adversario de ayer para discutir, dialogar, en unas cortes nuevas las suerte de España”.

Para entonces la Platajunta convoca movilizaciones para reclamar amnistía y el regreso de los exiliados. Exiliados políticos, claro. La amnistía, de mano de Suarez se produce al poco tiempo y la oposición ve en esta decisión un gesto que muestra que las cosas están cambiando. La ley para la reforma política de 1977, que es llevada a cabo por Suarez y es aprobada precisamente por las cortes franquistas. Ésta ley habla sobre la democracia y la soberanía en la voluntad del pueblo. La imagen de alivio, de la cara de Suarez en el congreso tras ser aprobada la ley, es todo un poema.

La participación para el referéndum de dicha ley es muy alta; un 77 por ciento, y es aprobada por una gran mayoría: 94 de votos a favor. El pueblo Español deja claro en esta ocasión que quiere dar carpetazo al fascismo y comenzar a decidir, su futuro, democraticamente. Podríamos decir que fue la ley última del franquismo, que paradójicamente fue la puerta de la democracia. Es un resultado de éxito para el Rey y para el gobierno encabezado por Suarez.

Por entonces, Carrillo, líder del Partido Comunista de España es detenido en Madrid y se generan protestas pidiendo su libertad. Digamos que se pasea por Madrid buscando su detención de manera indirecta en forma de estrategia política. Se dará su libertad una semana más tarde debido a las presiones. No podría entenderse que un régimen que aspira a la democracia, tenga presos politicos. Se inician entonces las negociaciones con la oposición, hasta entonces ilegal. Adolfo Suarez decide asumir que el PCE queda legalizado. El impacto es grande. La derecha más reaccionaria critica el gesto mientras que por otro lado, mucha gente celebra que el partido comunista sea legal en España. Se abre paso a la pluralidad de partidos. Éste es un ejemplo de cómo se portó Suarez, legalizando el partido y por otro lado el gesto de Carrillo, de reconocer la monarquía y la bandera oficial del Estado. España, parece, se reconcilia.

Tras toda la tensión, sobre todo de los más extremos, con los exiliados de vuelta, se consigue de una manera asombrosa cierta paz, libertad y democracia. Nuestro país está preparado para unas elecciones libres, pese a su poca cultura democrática. Las primeras desde 1936. Se habla mucho de los actores principales, las caras visibles, pero esto creo que no sería posible sin la presión social de la gente en la calle y de diferentes agrupaciones y asociaciones que emergieron durante los 70.

Sobre lo anterior, una cita de Historia mínima de España, de Juan Pablo Fusi. Sobre una de las caras visibles del proceso de transición: “Adolfo Suarez, un político procedente del franquismo, un hombre joven, con innegable atractivo político y personal, que supo entender muy bien el clima moral del país a favor de la democracia y, con el apoyo del nuevo rey, resolver la transición con audacia, decisión y desenvoltura sorprendentes desde la propia legalidad franquista”.

Los ajustes económicos realizados a partir del año 1977 con los Pactos de la Moncloa entre el gobierno electo y los agentes sociales comenzaron a dar sus frutos en los años posteriores. De este modo, la inflación, principal motivo de preocupación de los españoles en el ámbito económico durante aquellos años, comenzó su descenso paulatino a la vez que la situación de la balanza de pagos de la economía empezaba a registrar una situación más estable para las necesidades financieras de la economía. Recordemos que el paro en 1977 es del 5,25 %. Sin embargo, el ajuste económico junto con otros factores concurrentes como la incipiente globalización (y con ella, las deslocalizaciones) y la necesidad de reconvertir grandes áreas industriales por devenirse poco competitivas para su sostenimiento hicieron que la economía comenzara a expulsar a una mayor población al desempleo. “El proceso de transición política se realiza en un contexto marcado por la crisis estructural del petróleo de 1973 y 1979”. Cita de Historia política de España. Recordamos que durante 1976 al 78, la tasa de paro no sobrepasa nunca el 6% y la deuda publica, ya en 1980 es del 16% respecto al PIB.

Es 1977 y éstas primeras elecciones gana el partido de SuarezUCD, seguido por el PSOE del joven Felipe González y a mayor distancia el PCE y un residual 8% para AP. Los partidos antidemocráticos (bunker) no obtienen representación. España vota entendimiento.

Poco después de celebran municipales y autonómicas, alianzas entre PSOE y el PCE dan muchas alcaldías como la de Madrid a la izquierda (Tierno Galván), aun ganando en representación la UCD, ya que en democracia no se trata de ganar sino de dialogar. El desarrollo de las autonomías que recoge la constitución comienza a materializarse. Empieza el café para todos.

Desde el punto de vista político aquellos años fueron de máxima tensión por el auge de las organizaciones terroristas de corte ideológico tanto de extrema derecha como extrema izquierda que amenazaban por descarrillar el proceso de transformación política. La cifra de asesinados por la violencia terrorista alcanzaban los tres dígitos entre finales de los setenta y principios de los ochenta.Durante el Gobierno ya elegido democráticamente por Suarez, son años en los que ETA mata cada vez más españoles. En 1980 asesino a 89 personas y muchísimos más heridos.

Por diversas crisis como la voluntad golpista de sectores del ejército de extrema derecha, mellan el gobierno y Suarez presenta su dimisión en 1981. Calvo-Sotelo es su predecesor. En estos momentos hay un intento de golpe de estado. El día 23 de Febrero de 1981 empuñando una pistola y a golpe de gatillo entra en el congreso el coronel Tejero. Aun había franquistas en la sociedad Española. Hay una película española que se desarrolla durante el intento de golpe de estado: El calentito, que refleja el miedo de volver al pasado. El Rey, jefe de las fuerzas armadas, dice que no apoya el golpe que finalmente no se lleva a cabo.

Entre el líder de la oposición y el nuevo presidente se cierra finalmente el modelo autonómico del que disfrutamos hoy y que se ha puesto en duda por costoso, hipertrofiado, a veces poco efectivo…

España ingresa en la OTAN. Los partidos de izquierda se oponen y en mayo 1982 se hace realidad.

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En octubre de 1982 el PSOE obtiene una gran mayoría absoluta y el partido de la transición queda casi borrado del mapa político (UCD). Es increíble como las situaciones externas a un gobierno son capaces de derrocar electoralmente a un partido en coalición como era UCD, el cual incluía social democratas y desmarcado (dentro de un orden) del franquismo, dejando ese vacío electoral a la derecha más cercana al régimen: AP que se convertiria más tarde en el PP.

Se avecinan tiempos de cambio y la política española y la democracia se consolida, que será un trabajo que deberá continuar el PSOE. El gobierno hace una reconversión de la industria pública y provoca movilizaciones. Dos meses después aprueba el proyecto de despenalización del aborto con movilizaciones en pro y en contra. Parece posible que el país se modernice.

En 1985 España entra en la comunidad económica europea y seguidamente se convoca un referéndum sobre la OTAN donde ahora el PSOE se posiciona a favor de la continuidad (a diferencia de 1982). Muchas organizaciones y los demás partidos de la izquierda apoyan el no y hay grandes movimientos en contra de la continuidad proveyéndose una derrota de la posición del gobierno. Finalmente, el si a la continuidad (el PSOE), gana el referéndum y tres meses más tarde logra otra mayoría absoluta iniciándose una etapa de crecimiento económico que durara hasta 1992 con un paro que casi llega al 22% con una deuda pública del 45%.

Entre tanto, tuvo lugar también la huelga general en España el 14 de diciembre de 1988 convocada por CCOO y UGT. Fue una de las más mayoritarias. El país se paralizo ese día. Un año más tarde, el PSOE se hace con su tercera mayoría.

Comienza un período de crecimiento económico que durará años, caracterizado por el auge de la construcción residencial y el endeudamiento privado lo cual se tradujo en una fuerte reducción de la tasa de desempleo.

En 1992 tienen lugar en España los JJOO y la Expo de Sevilla, donde nuestro país se muestra al mundo como un país moderno.

Y esa imagen en parte es verdad por la gestión del PSOE, que modernizo el país en lo económico y en lo social. Se recuerdan los 80 y 90 como un periodo de libertad. Se hicieron ajustes para que la gente con más dinero pagase más impuestos y se crearon infraestructuras. Hablando de educación, como no podría faltar, no podemos pasar por encima la LODE, que establecía enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años. En 1990 el gasto público en educación es del 4,4 % del PIB. Ya nos podemos divorciar, estableciéndose también la primera ley del aborto, lógico es esa sensación de libertad y de modernización, acercándonos a nuestros vecinos europeos aunque sea un poquito.

Pero no todo es oro, ya que diferentes causas de corruptelas junto al desempleo y la lucha contra ETA, desde los GAL, va quitando popularidad al ya no tan joven Felipe González, el cual pierde las elecciones de 1996. Comienza, por estrecho margen la época del PP, que durara dos legislaturas. En la segunda no lo hace falta pactar, pero en la primera lo hace gracias a partidos nacionalistas.

El PP de Aznar, para reducir el paro, crea la ley de suelo del 98. Es el comienzo de la burbuja inmobiliaria. Poco a poco consiguió gran saneamiento de la economía y la disminución del paro aunque con no con demasiados avances laborales (Reforma Laboral 2002 por decreto que abarato el despido). El precio de la vivienda se dispara y la construcción atrae entonces a jóvenes(que dejan los estudios) y mano de obra extranjera. Mucha gente tilda la política económica como un éxito el cual podemos estar en parte de acuerdo. Ayuda en la primera legislatura la venta de empresas del estado y que España es receptor neto de fondos europeos. En el inicio de la segunda legislatura nos encontramos con que le paro desciende por séptimo año consecutivo, llegando a reducir la deuda a un 58% que llego en 1996 al 65% del PIB.

El final del PP en el gobierno viene anticipado por una Guerra, junto con UK y USA, en “Irak, que abriría la caja de pandora en Oriente próximo” (A.P-R.) y nos devolverían con un sangriento 11M en Madrid ya en el año 2004. No es cómodo recordarlo, pero muchos dirigentes del PP, al estar las elecciones a la vuelta de la esquina responsabilizaron a ETA del atentado, aunque eso no les impidió perder las elecciones. Estamos ante una derecha que nada tiene que ver ya con la de Suarez como decimos arriba.

El gobierno español no solo se alineo junto con la administración de Bush en la preparación diplomática del conflicto, sino que puso en marcha disposiciones para participar en el ataque”. de Historia de la España Actual de JL Rodríguez y Sara Núñez.

Comentar, que en 2002 tiene lugar el mayor desastre ecológico que se recuerda, el prestige. “El Chapapote” de las costas gallegas aún es recordado.

El Gobierno de la primera legislatura de ZP tiene unos avances sociales que algunos seguimos disfrutando hoy. Esos son unos pocos: El matrimonio homosexual, la paridad en sus gobiernos, la Ley de Dependencia y la de Memoria histórica (Asignatura pendiente en nuestro país aún, frente a Alemania o Italia). Es importante también comentar que este gobierno da independencia y calidad y por ende las audiencias subieron en RTVE. Continua descendiendo el paro y la deuda pero los sueldos y el poder adquisitivo no se refleja.

Debido al trabajo de la construcción y esa carrera hacia delante de la burbuja inmobiliaria explotara poco después de ser reelegido. La burbuja continua inflamándose gracias a los bajos tipos de interés que hipertrofian el endeudamiento(de nuevo) privado y familiar: en 2005 construimos en España en un año más que nuestros vecinos: Alemania, Francia e Italia juntos. En 2007 (habíamos logrado bajar el endeudamiento publico para ese año al 35 % del PIB, el cual se disparará en los proximos años) la economía española se contrae y comienzan los recortes para intentar financiar los gastos del estado y pagar una deuda que no hace otra cosa que crecer. Se junta también con una crisis de déficit en USA que va a tocarnos mucho también en Europa. Progresivamente el estado absorbe las perdidas de bancos y cajas aumentando la deuda publica.

Así en 2011 llegamos a una España de desahucios y el paro del 22,85%. Hay un movimiento social, que nace en esta crisis económica, moral y política: El 15 M de los indignados. Logra reunir mucha gente en las ciudades españolas, especialmente Madrid y Barcelona y canalizar nuevas ideas siendo una especie de renacer ideológico pero que no se va a materializar hasta mucho más adelante. El 15 M atravesó barreras nacionales y llego hasta el mismo Wall Street donde allí plantaron sus tiendas también. Grandes intelectuales y humanistas como Jose Luis Sampedro o Eduardo Galeano apoyaron el movimiento. Se habla ya cada vez más del bipartidismo y de la poca elección fuera del PP – PSOE (Trunismo o Bipartito).

Después de los recortes, el paro… el PSOE, se ve abocado a una pérdida de las elecciones de manera inminente dejando una deuda publica del 70% respecto al PIB. Vuevle el PP con Mariano Rajoy, el cual incumplirá las promesas de la campaña, sobre todo referidas a las económicas, forzado en parte por Europa (exactamente igual que Zapatero) y la deuda pública que no para de crecer, a la vez que el paro y la desigualdad junto con los recortes de todo tipo en gasto público. Cabe mencionar la conocida Ley Mordaza. Es una legislatura marcada por la creciente desigualdad económica que camina acompañada siempre de crisis territorial y de corrupción. Se llega a un 27,16% del paro.

Durante el gobierno del PP la ola de corrupción ayuda a empujar nuevas fuerzas. Esta ola coge también a gran parte de partidos nacionalistas y a PSOE, no sólo al partido del gobierno. Durante estos últimos años de burbuja, casi todos los partidos que han gobernado, están inmersos en casos de corrupción con constructoras, grandes empresas y las entidades financieras (Clientelismo, puertas giratorias, políticos en cajas de ahorro…). En estos momentos nos situamos ya en casi un 100% de deuda pública.

Durante el final de esta legislatura, en la cual nos encontramos, hemos visto el nacimiento de una nueva fuerza política, en la que se pueden establecer paralelismos con el PSOE de Felipe González.

Podemos aparece desde fuera del sistema (como el PSOE), a través de programas desde la defensa del 15 M. Se habla de regeneración, de nuevas políticas. En las elecciones europeas comienza su entrada en la escena política.

Como vemos en el artículo de El Confidencial en el que debemos hacer reseña, vemos que Podemos se presenta con ideas muy parecidas a las del PSOE de Felipe en lo social (prestaciones y riesgo de exclusión), en lo económico (subir impuestos a ricos, exámenes a la banca, la evasión fiscal)… Y una agenda contra la corrupción institucional, las llamadas puertas giratorias, que es una de las conexiones de la oligarquía con el poder político. Hace esto pensar quizá en que estemos ante un cambio en lo político y en lo social. Se ha hablado incluso de revisar la transición. Seria de una moral intelectual muy baja, después de estudiado todo lo anterior tirar por el suelo la transición como algo a renovar por completo, pero por otro lado las proposiciones de revisión parcial (cuestión autonómica, el llamado régimen del 78, puertas giratorias)  han sido bien acogidas por gran parte de la población joven donde focalizan su voto.

BIBLIOGRAFIA Y WEBRAFÍA.

 
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Publicado por en 8 marzo, 2016 en Historia, Politica