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Archivo de la categoría: Vivencias

La sed del Viajero

Una de las mejores cosas que tiene viajar sólo es que conoces y hablas con mucha más gente que si vas con alguien. En parte es de pura lógica. No quiero decir que viajando acompañado no lo hagas, pero no es lo mismo. No puede ser lo mismo. Es más, la gente que viaja sola suele ser acogida por otros viajeros de mejor manera y creo que eso es porque el sujeto está mas abierto y flexible a todo lo que le rodea y a lo que pueda pasar. Esta más abierto a la aventura. Ésa sensación de no saber exactamente que va a pasar y todo lo que pueda ocurrir es bienvenido. Esa sensación… Como una página en blanco de una novela que aún no ha sido escrita. El guión esta en blanco… qué buena sensación.

Es divertido e increíble darse cuenta de lo que se mueve la gente y cómo lo hace. Y de que ésa misma gente, cuanto más rueda más dispuesta está a tener vivencias o conversaciones con cualquiera en cualquier lugar de manera natural. Ya que «cualquier lugar» es su hábitat natural. El mundo para ellos es cada vez más pequeño y le comprenden y le respetan mejor. No es que haya viajado sólo muchas veces, pero recuerdo muchas conversaciones curiosas, con gente en el avión, en cualquier autobús, en una terraza… Conversaciones auténticas con gente con la que sabes que sólo vas a compartir unas horas. Conversaciones que te apetece tener y notas que también a la otra persona. No es una obligación sino un placer que forma parte del viaje. Por eso, a menudo, no te sientes sólo, aunque vayas sólo.

Tengo recuerdos y muy buenos algunos. Uno de los más curiosas, que aún recuerdo, es la que tuve con una mujer mayor, que viajaba a España desde Bélgica para coger seguidamente otro avión a Sudamérica para volver a casa. Su hijo vivía en Bélgica con su mujer, pero realmente eran de «el Perú», como me dijo ella. Había estado visitándolo unas semanas. Hablamos de todo, incluso de si dios existe o no, en una hora y media. Me invito a conocer su país y le di una pegatina con la dirección de este blog, que me dijo que leería, cosa que me hizo mucha ilusión si de verdad llego a hacerlo alguna vez.

Hace un año, estuve en Marruecos. Un viaje diferente y especial, porque entre otras cosas viajaba sólo. Hubo de todo en esa semana. Fue uno de los primeros días en Marrakech y recuerdo que estuve por el día recorriendo la ciudad. Piqué en una típica que te meten doblada y a partir de ahí ya aprendes a funcionar allí. Cuanto antes mejor. Después de pasar el día un poco cansado por el calor y por hacerte a la ciudad, me fui a ver la puesta de sol en una terraza en una de las plazas más increíbles: Jemaa el Fna. Ver como se transforma la plaza cuando cae el sol es increíble, y más desde una terraza tomando su té a la menta tan típico. Intentando coger sitio, al ver que estaba llena, me puse en una esquina pero no era un buen lugar. Desde allí observé dos chicas que entraban y buscaban sitio también. Además hablaban castellano. Cuando uno está cansado es doble el esfuerzo de hablar en un idioma que apenas manejas. Por suerte, observé que conseguían una mesa en primera línea.

Tras pensarlo un par de veces y con algo de necesidad de socializar en castellano, me acerqué a preguntarles si les molestaba que me sentara allí. Me dijeron que no y bueno, empezamos a hablar. La verdad que fue agradable y divertido. Luego nos fuimos juntos a cenar a un sitio barato y riquísimo cerca de la plaza que ellas conocían. Hubo un rato que hablamos de viajes y Estela, me contó que había estado en India y varios sitios más. En ese momento pensé, joder, y yo pensaba que había viajado… algo.

Después de cenar estuvimos dando un paseo por la plaza. El ambiente es increíble, lo pienso y recuerdo la sensación de moverme por aquella plaza entre encantadores de serpientes, aguadores, los timbales y la música, el fuego, vendedores de comida, gente, ruido y cosas de todo tipo… y los juegos que organizan. Aquí recuerdo una muy buena. Uno de los juegos era con un palo a modo caña de pescar: con un hilo y en la punta una especie de donuts de goma con el que tenías que pescar una botella. Parecía fácil pero no lo era. Jugar un rato valía 5 Dirham. El caso es que al principio yo me preguntaba, cuál era el premio si se conseguía hacer, e intentaba observar a ver si alguien lo conseguía para ver que se llevaban. Poco a poco me di cuenta que no, que el quid de la cuestión no era el ganar algo sino el pasar un rato entretenido. Y es que ese es el quid de la vida muchas veces. No hacer tanto las cosas por el cuanto o el que saco, sino por el placer de hacerlas. Vaya vicio al final, nos llegamos a picar bastante.

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Justo hace poco, un año más tarde, veo que Estela sigue viajando, y eso no es cosa nueva, cada poco tiempo veo en las redes sociales otro viaje más, y descubro que además escribe un blog sobre ello. Por eso he escrito esta entrada, y por eso se llama así, como su blog. La sed del viajero. Cuenta sus viajes por Europa, Asia, África y América. Curiosidades de todo tipo. Desde aquí os invito a que entréis a leer los artículos sobre viajes, ofertas y todo lo relacionado con sus peregrinajes pasados y futuros. Mola mucho leer a gente cuya vida es viajar y su preocupación es saber cuál será el próximo destino. Esta llena de información.

Un té, con menta para saciar la sed del viajero, esta vez en la plaza de Jemaa el fna. Por eso y por toda la gente viajera y local tan buena anfitriona, con la que he compartido experiencias y vida. Por la gente que viaja y que entiende lo importante y llena que es una vida así. Por la compañía y por la soledad escogida de los viajes. Por las miradas cómplices de los viajeros y por el ansia de conocer lugares y sensaciones nuevas.

Acabo con una cita, que va al pelo, de un escritor español.

«Viajar es imprescindible y la sed de viaje, un síntoma neto de inteligencia.» Enrique Jardiel Poncela.

Su web es: www.laseddelviajero.com

 

 
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Publicado por en 25 mayo, 2016 en Viaje, Vivencias

 

Libros y viajes

Tengo claro, y cada vez más, que una de los mejores ejercicios que uno puede hacer es viajar. Por diferentes motivos: conocer lugares, culturas, maneras, saber quién eres y porque eres así, conocer personas diferentes y que te cuenten en primera persona… Otro ejercicio parecido es leer. Sus beneficios son bastante similares, uno es más teórico y el otro más práctico. Son igual de importantes para complementar al otro y es curioso como una cosa lleva a la otra y al revés. O por lo menos a mí. Cómo el libro te lleva a la vida, al viaje, a la aventura, y como el lugar, el sitio, la experiencia te lleva al libro, al conocimiento, para completar todo lo que no sabes. Por eso cada vez leo más y mejor y cada vez intento viajar más.

El libro es la guía y el conocimiento, es lo que te permite aprender, pero sobre todo entender. Lo que te da las claves para conocer cómo era o como es tal o cual cosa y saber que todo ha ocurrido ya. Los libros te lo cuentan. En la guerra, en el amor, en la amistad, en el trabajo… en todo. Es la memoria de los lugares y ayuda a acercarse al porque y al cómo somos y porque nos dirigíamos a uno u otro lugar. Sin ellos somos analfabetos y todo lo que ello conlleva. Te permiten relativizar y mirar con amplitud, además no pierden la memoria nunca. Son también una manera de multiplicar tu vida por cien, viviendo otras vidas y viajando a través de conocimiento, lugares o personajes.

Viajar es la aventura, lo nuevo: sentirse joven. Uno siempre es joven en vísperas de la batalla. ¿Cómo será? ¿Qué me espera? Como dice aquella frase; “No viajamos para escapar de la vida, viajamos para que la vida no se nos escape”. Te ayuda a darte cuenta de que lo que leíste está ahí, lo puedes ver y lo puedes tocar y también de que te queda mucho por leer y mucho más por ver. Viajar te pone en tu sitio y te hace mejor porque ves y entiendes otros lugares y la gente que los ocupa. Te llena tu mochila de vida para que continúes tu camino. Viajar te cura, te abre la mente, te permite imaginar, te mantiene despierto. Viajar de verdad, con consciencia, te hace más rico.

Estoy leyendo ahora “La caída de los gigantes” de Ken Follett. Es novela histórica. A diferencia de las anteriores noveles históricas que leído, este es un tomo ya importante. Un libro cuyo lomo ancho sujeta las más de mil páginas. Es la primera que leo con estructuras grandes y con tanto número de personajes e historias en diferentes lugares de Europa. La guía de los más de cincuenta personajes es muy útil en ciertos momentos. La historia lo requiere. Desde 1911 hasta 1924, La revolución Rusa y la Gran Guerra. La disposición de las potencias dentro y fuera de sus fronteras, los nacionalismos, la lucha de los trabajadores y de las mujeres… Es muy buena y por algo es un Best Seller, claro.

Uno de sus varios escenarios es Londres. No es que conozca mucho la ciudad, pero es muy agradable pasear por aquellos lugares en los que estas o has estado hace poco, pero 90 años atrás. Es como viajar en el tiempo, en un determinado escenario. El piso de soltero de Walter en Piccadilly, el palacio de Buckingam o el Palacio de Westminister “entrando” desde fuera a la cámara de los lores y a la cámara de los comunes y escuchando lo que dijo Churchill. Andar por Chelsea donde se produjo aquella boda furtiva el día que Gran Bretaña le declaro la guerra a Alemania o coger un tren en Liverpool Street, como pasa en la novela.

Colocar a los personajes en los diferentes lugares. Imaginarles ahí. Hace que la historia que lees o estudias, sea más real y te permite amueblar esos decorados y proyectarlos. Lo hace todo mucho más auténtico. Tiene su puntito estar en el escenario, pisarlo y hacerlo tuyo. Y darse cuenta de las cosas que han cambiado y de las que apenas ha cambiado nada. De que somos como somos, porque fuimos como fuimos.

Por eso y por muchas más cosas; leer y viajar, viajar y leer. Una ha de llevar a la otra.

Para terminar una cita y su correspondiente entrevista a Arturo Pérez-Reverte. “Sin libros estamos perdidos, somos borregos camino del matadero” (http://www.20minutos.es/noticia/2402422/0/arturo-perez-reverte-entrevista/hombres-buenos/novela-alfaguara/).

Sahara

 
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Publicado por en 27 enero, 2016 en Abstracto, Viaje, Vivencias

 

Máster Universo en el tren

Suena la alarma del móvil, pero estoy tan cansado que son cinco minutos más. Cierro los ojos. Cuando los vuelvo a abrir han pasado veinte minutos más. El móvil se ha quedado dormido también. Bueno, aún tengo unas galletas por ahí que me como de camino al tren e igual llego a tiempo. Es de esos días que sabes que aunque vayas justo, vas relajado al trabajo. Ya se han terminado los exámenes y aquí me quedan dos días para vacaciones. Hoy llevo un libro para el viaje, pero no como el mes y medio anterior. Hoy, por primera vez voy a leer de camino al trabajo un libro por ocio, que ya tenía ganas. Si, hoy puedo ir relajado y plácido en el tren.

Al pisar el primer escalón oigo como llega el tren y corriendo consigo que cierre la puerta conmigo dentro. Además tengo asiento para ir relajado y concentrado en mi lectura durante una hora y algo más.

Empiezo con Territorio Comanche, una novela corta. El día a día de un reportero y su cámara. Incisivo y ácido, lo acompañas en primera persona por las crudezas de la guerra. El sonido de los morteros, la sangre y los muertos donde los reporteros se juegan el tipo a cada momento. Estoy, desde el primer párrafo totalmente navegando y caminando por Montenegro, en el puente Bijelo Polje.

¡Hey tío! ¿Qué tal te va?… De repente, vuelvo al tren, donde un chico había roto el silencio magnífico del que disfruto por las mañanas, para saludar a su amigo. No sé si por la emoción del momento, porque no se da cuenta o por joder pero se ponen a hablar enfrente de mi asiento. El tono de voz es alto. De venidos arriba. No es la primera vez que me ocurre y con el pensamiento de que ya es mala surte que justo estén enfrente intento volver a Montenegro.

Leo media hoja más y me doy cuenta de que el último párrafo es como si no lo hubiera leído. Y es que inconscientemente estaba atento a la conversación, casi de manera inevitable. Pero yo y los que estábamos más cercanos a los dos que hablaban, aunque era sobre todo uno el que llevaba la voz cantante…

          Pues yo estoy haciendo un máster. Y muy bien. A ver… es caro pero es que sino ¿qué? Es lo más fácil para que te cojan en un trabajo bueno… vamos un trabajo.

          Si… El otro día vi a Víctor. Él está haciendo otro FP, parecido al que hizo.

          ¿Otro FP?, y ¿por qué no hace un máster? Yo hice las prácticas y ahora trabajo un tiempo con ellos y me respetan los exámenes… Bueno me hacen recuperar las horas y me pagan ¿sabes? Es que un máster no es como la uni, porque allí te enseñan lo que vas trabajar luego, porque claro tú aprendes en las empresas.

Mis pensamientos me los ahorro. Tampoco me vino una arcada grande, pero no tenía ganas de escuchar lo maravilloso que es un máster durante media hora hasta que cambiara de tren en Atocha. Escuché la palabra máster durante 50 veces aproximadamente.

          Y nada, el máster jodido, porque te hacen leerte un libro de mil páginas y te hacen preguntas tipo test, de estas jodidas eh. En plan, te cambian una ‘y’ por una ‘o’. Y madre mía. Y luego un trabajo también que tienes que documentarlo según la fuente… yo no sé para que piden tanto si eso da igual ¿no?

          Si…

A estas alturas ya no sabía ni que leía, me estaba poniendo un poco nervioso. Estaba contestando mentalmente las memeces que decía el tipo, que encima no dejaba ni hablar a su amigo. El otro pobre aguantando el chaparrón de míster máster. Después de volver y volver a hablar del máster y recomendarle el máster al colega veinticinco veces y ya llegando al fin del trayecto…

          Joder ¿Qué es de tu vida que no sé nada?

Mentalmente le contesté. Cabrón si es que no le dejas hablar, solo has hablado de másteres.

          Nada, bien…

No dijo nada más, pero, casi lo prefería. Era como que no quisiera despertar al otro de su sueño de másteres maravillosos. ¿Para qué?

Y a veces eso pienso yo. Y es que más de una vez me ha pasado. Y estar en las dos partes. Procuro no estar en la parte de bocazas, pero alguna vez lo estoy, que lo vamos a hacer. Cuando estamos tan lejos de alguien en estado de consciencia, conocimiento, experiencia… es difícil que haya una comunicación que merezca la pena y menos si nos va a llevar a discutir en vez de a discurrir. Ni por arriba ni por abajo, estemos donde estemos. Si es que no va a ser fructífera para ninguna parte. Ni para el que tiene más perspectiva porque va a ser desgastante y frustrante ni para el que está en peor perspectiva porque no va a entender nada. Se entenderá antes hablando en Chamicuro del amazonas.

Salgo del tren y con ese pensamiento subo las escaleras… Ver desde fuera una situación así es curioso y darse cuenta de que uno ha estado en las dos posturas, es buena cosa. Aunque me hayan despertado de mi primera lectura por placer del mes. Pero bueno, tengo otro tren hasta llegar al trabajo asique todo solucionado. Hoy no he aprobado un máster, pero algo sí que he aprendido. Creo que a menudo se aprende bastante mas estando callado.

chas

 
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Publicado por en 22 diciembre, 2015 en Narrativo, Vivencias

 

El cerco de Numancia

Increíble representación en el teatro de Mérida la que pude ver. Un obra que emociona y da miedo por momentos. Ese amor entre Lira y Marando, la guerra táctica de desgaste de los Romanos, la amistad, la juventud del guerrero que cree que la guerra es gloria, la opresión del poder que pisotea e impone, los dioses… todo se entremezcla al igual que en la vida. Como dice su director; Numancia es hoy, más analogía que mito.

Lo obra, que ha recibido el premio «CERES del Público», que otorgan periodistas especializados en el Festival de Merida, cuenta la invasión del gran Imperio Romano a la Ciudad de Numancia, la cual no fue una más. Fue una contienda en la que el ejercito Romano dirigido por un Escipión que busca la gloria, quiere, ya no sólo ganar e invadir, sino pisotear su orgullo. Con esa acción serviria como ejemplo de cara a los pueblos que se van a ir encontrando por toda Iberia.

La táctica que utiliza Escipión es no derramar sangre Romana. Es cercar la ciudad para que el pueblo Numantino se desgaste y muera por desabastecimiento… y ahí empieza la historia. Pasan los meses y el desgaste no solo sucede dentro, sino fuera, por los veteranos soldados, que no se sienten tales soldaos. El jóven soldado que descubre que la guerra no es un lugar de gloria, sino todo lo contrario. Un lugar sucio donde cada cual busca su rincón de gloria personal.

Dentro del cerco transcurre el tiempo también, y el desgaste es aún mayor. Pese a intentar los numantinos acordar la paz, al pedir Roma un precio tan caro por ella, deben aguantar y subsistir, a la vez que van haciendose conscientes y observando que al final no habrá victoria posible. Que el poderoso ha llegado a su tierra para arrasarla y que así sera. Es dentro, donde se dan las mejores fotografías de la amistad. Dos viejos amigos que ven como sus montes donde caminaban de pequeños y eran libres, ahora son invadidos y golpeados por el Gran Imperio.

Pero sin duda los mejores, para mi protagonistas son Lira y Marando. Como lo importante no son las grandes gestas. Sino las vidas que suceden dentro de y que pasa con esas vidas. Consiguen conquistar al público con su historia de amor; emotivos, pasionales, intensos, creíbles… que conmueven y emocionan. Su consciencia del final. Lira ademas, es la mujer. En mayúsculas. Mujer numantina luchadora que pese a la adversidad vital siempre está al pie del cañón. Hasta el final.

Finalmente y como no podía ser de otra manera, Numancia cae, pero no se rinde. No quieren doblegarse y entregarse. Ni siquiera despues del desgaste y el hambre, y el pueblo de Numancia prefiere arder, suicidarse y eliminarse, antes de entregar su orgullo y dignidad. Mejor eso. Mejor que se esclavos y entregarse a la invasión intolerable pero sobre todo prepotente del Gran Imperio. Por supuesto Escipión entra en cólera al conocer la maniobra numantina de suicidio; no gana como quiere: no humilla como quiere.

El Gran Imperio…, como dice Reverte: «Siempre hubo un imperio dando por saco, hay que ver que… todo cuanto ocurre ya ha ocurrido antes.” La prepotencia y arrogancia de los superiores, donde su palabra es la ley y como la imponen también. ¡La civilización! pero sobre todo la falta de respeto a los diferentes, cuando ésta es llevada a su máximo exponente. Así reventó Roma y toda civilización y sistema, cuando se llevan al máximo exponente de prepotencia e imposición.

Como dice Ana García (Lira), «No se trata de sacar moralejas, sino simplemente que abramos los ojos. Que las armas existen en muchas maneras. No hace falta que haya bombas para que te estén asediando y coartando la libertad.»

«Escuchad ciudadanos, el alma del hombre viaja en las palabras de otros hombres, el que canta guia, el que escucha ensancha el espíritu y vuela.

Escuchad ciudadanos, Numancia no es una historia antigua, es una historia eterna.»

Para mi indudablemente, Numancia es también una analogía en la que se ven las mil historias detrás de la historia oficial. Vidas que se entrecruzan con encuentros y desencuentros. Apuntar también la música en directo, que conduce la obra y ayuda a emocionar al espectador. Enhorabuena a directores, actores, músicos etc…

.Lira y Marandro.

 
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Publicado por en 23 agosto, 2015 en Abstracto, Amor, Música, Vivencias

 

Finales

Fin. Aunque digan que no y sigan las piscinas abiertas. Primero de Septiembre. Fin del verano.

Cada vez me parece más claro que la vida son principios, recorridos y finales de cosas. Sobre todo finales. Más que finales, lo que son la lucha contra esos finales de cosas, por desplazarlos o retrasarlos. El proceso que nos ocurre cuando los finales van a llegar y como lo gestionamos, y que pasa cuando llegan. La lucha por alargar esos finales… en el amor, en los sueños, en la salud, en mil cosas. La lucha por combatir esos finales. Pero las reglas siempre se imponen, siempre.

En lo confortable se está muy… como decirlo ¡Confortable! Que alegría encontrar definiciones a las palabras tan rápidamente. Y cuando se está tan bien durante mucho tiempo, se puede olvidar las reglas del juego, que llegan, seguro que llegan. Dejar caer algo en el olvido o no mirarlo no quiere decir que no esté. Pero también se acaba el olvido; todo tiene un final, por si no lo habíamos dicho.

Olvidarlo a veces te juega malas pasadas, pero también a veces te permite descansar. También descansa o aplaza el auto engaño de no querer darse cuenta… de que va a llegar, o de no querer darse cuenta de que ese final ya a llegado y no vivirlo con la naturalidad que merece. O directamente no vivirlo con naturalidad. ¿Que esperabas? No seamos estúpidos.

Para los finales de vida una cita de un desconocido mio «Cuando vives un poco de tiempo, te da tiempo de ver morir a la gente. Ver morir a la gente es muy importante, es muy instructivo. Antes la gente moría en casa y los veían morir, ahora no, ahora es es políticamente incorrecto. Ahora no puedes ver morir a la gente en casa porque eso traumatiza a los niños y esas cosas. Verlos morir y verlos envejecer te enseña muchas cosas. Y una de las cosas es que la gente cambia […], y eso forma parte de la vida. Asumir esa transformación esa decadencia del ser humano como parte de las reglas del juego».

En las finales se pueden ver héroes, que antes eran cobardes. Se pueden ver iluminados y apagados. Se pueden ver muchas cosas. Se pueden ver cobardes de nacimiento hasta la muerte, muertos en vida. Se puede ver lo mejor y lo peor del ser humano. Y se puede aprender a vivir con la consciencia y la naturalidad de que los finales siempre llegan, dando más sentido a ese «mientras tanto».

Todo puede acabar rápida brutal y bruscamente. Es importante aprender de los finales. Los hay tristes, amargos, los que te dejan indiferente, y los hay que liberan. Hay ocasos que traen nuevas buenas tras ellos. Finales necesarios, finales obligatorios, finales mortales de necesidad. Finales que se veían y finales que se veían menos. Hay finales que se quedan sueltos y hay finales que son el comienzo de otra historia, de otra cosa. Finales dulces y bonitos. Finales que dejan descansar a unos y a otros. Finales que acaban a palos y rompiendo el palo. Los hay con y sin vaselina. No sabría decir cual es mejor. Cada uno para una ocasión. Seria buen ejercicio aprender a escoger la vaselina en las ocasiones que lo requieran.

Siempre lo digo, que los finales de los veranos son muy parecidos. Al menos así los he vivido yo. Otro día pondré un texto que escribí hace unos años, también al acabar el verano. Esta claro que han cambiado mucho los veranos, las personas y yo mismo, y los últimos han sido muy buenos, salvo excepciones, como todo en la vida. El verano se acabo y llegaran cosas tras él. Ha sido un verano genial. Gracias a la gente que ha compartido esos momentos, van a la mochila, que cada vez suma más bagaje. Son una buena recompensa siempre. El final del verano a sido muy rápido, pero siempre fue así.

Que lleguen buenos finales para todos. Finales de miedo o de miedos…

 
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Publicado por en 1 septiembre, 2014 en Abstracto, Vivencias

 

Un paréntesis para el recuerdo en la Viña

Un paréntesis para el recuerdo en la Viña

Ésta entrada no estaba prevista. Como ninguna. Inaugura nueva sección en estos tes verdes: vivencias, aunque en el fondo todo lo que escribo lo son, pero ésta última a sido muy intensa y concentrada. Dicen que el viaje o el destino no importa, sino la compañía. Esto es muy cierto pero si encima el lugar te permite, que así fue, ya si que tienes el ciento diez.

Partimos sin mas conocimiento de causa para tierras no muy lejanas pero con unas ganas y un compadreo inmejorable. Es lo bueno que tiene ir con amigos. Encima el clima estaba de nuestra parte. No sabíamos lo que nos esperaba, y por eso fuimos un poco de pardillos, lo cual tiene un puntito curioso, todo te sorprende un poco más y siempre para bien. El primer día pese a tener que acoplarnos con bultos para arriba y para abajo, siempre con una cervecita en la mano, al tran tran. Fue brutal. Esa noche ya empezaron las historias y las caídas… el ir al cajero… pudo esperar hasta el sábado.

Rápido empezamos a fluir con la gente y teníamos el barrio montado. Lo que le faltaba a uno lo teníamos nosotros y al revés. Las preocupaciones se fueron tan rápido que ni nos dimos cuenta. Aquí empezó el paréntesis. Los problemas se evaporaron del cerebro. Entre esto pasaron los días… demasiado rápido según pensamos todos. Menuda hinchada de risas, mucha cerveza, mucha música, muchos momentazos en conciertos, muchas cosas buenas. El buen rollo en la actitud de la gente nos caló bastante. Fue un juego de aventura gráfica vivido en primera persona. Dio tiempo hasta a jugar a las cartas. Pobre mesa, al final se canso y nos tiraba a todos. Bueno algunos sufrieron más caídas de las necesarias.

Entre tanto, había ratos incluso, en algún descanso de todo esto, que me daba por pensar en eso mismo. Lo agusto que estábamos, y con tan pocas cosas. No hacia falta nada, solo cerveza, algo de comida y seguir compartiendo nuestro paréntesis a flor de piel. Cada paso, vivido con unas ganas con mil emociones, nos deparaba una nueva anécdota cojonuda. Es curioso darse cuenta que lo que nos mantenía tan felices estaba más que nunca a mano y sin casi ningún tipo de coste. Repartimos y acogimos muchos momentos y todos muy felices.

Sin querer acercarnos, y con un montón de vivencias ya a las espaldas en unas cuantas horas, nos llegó el sábado. ¿Ya es sábado? Llego el día de la guinda del pastel. Todo empezo haciendo la comida, a partir de ahí toda la tarde que pasamos de romería, bailando en el concierto, riéndonos, de abrazos, de buen rollazo entre los pastafaris… que gran recuerdo guardo. Cada día se iba mejorando, pero lo del último ya fue… Luego terminaríamos sufriendo de agujetas en la boca de reírnos, en las piernas de bailar y en todo. Pero era un coste muy bajo. Como todo, el final llego. Aún así nos costo irnos porque hasta el ultimo minuto estuvimos riéndonos exagerado.

La vida nos deja y nos da una mirada, una actitud según pasamos por ella. Vivencias buenas y otras malas. Intento siempre que estén todas. Porque iba a contar y a mantener en mi memoria unas y no otras. No tiene sentido perder la memoria. Es la que me ayuda a estar en calma momentos peores y saber saborear y disfrutar con calma activa las buenas.

Por eso éste fue un buen paréntesis para el recuerdo. No solo por el sabor de boca de lo bien que lo pasé. Me permitió conocer gente que no conocía y conocer gente que conocía muy poco. Lo que hace el entorno… También estar más juntos con mis amigos y acercarnos un poco mas viviendo como hermanos y haciendo que cada día estamos mas unidos. Ésta ida me encanta. Darnos cuenta de que tenemos más ganas de seguir y vivir muchas mas cosas chulas. Tengo suerte de tener los amigos que tengo, lo se muy bien. Me permitió también, no olvidarme de lo que me hace feliz, que muchas veces se olvida, y no debería. Que la estética mola cuando está por dentro y que con buena actitud todo fluye, especialmente el sábado. Me permitió colgarme una sonrisa y ver colgadas enfrente mía sonrisas enromes. Ser causa y consecuencia de ellas, sonrisas y risas. Por eso es un paréntesis para el recuerdo, porque como dije arriba, el recuerdo y la memoria es lo que nos hace crecer. Experiencia en parte también.

Gracias a todos y cada uno con los que he compartido las risas, sonrisas e historias que quedan en mi memoria. Hacen mi vida mil veces mejor. Sin duda es mi mejor capital, compartir todo ésto. Como ya he dicho a sido un placer muy bonito y muy grande. Sin duda volveremos, nose a donde pero volveremos con mas sed de paréntesis. Volveremos a parar el tiempo a nuestro favor, a disfrutar entre nosotros, de la música, de los días y noches tan a tope como ésta vez. Volveremos a acariciar y a tocar eso mil y una veces más. La vida no se puede hacer más larga, pero si más ancha a cada paso. Doy fe.

Hemos visto un montón de conciertos, y pese a ir un poco de nuevas y sin conocer muchos grupos, a cual mejor. Me quedo con los del sábado, que escuchamos y sobre todo bailamos muy buena música. Y si tuviera que elegir algún tema, aun siendo difícil… el que me deja una mirada y un recuerdo muy guapo, sin duda es éste. Cada vez que lo escucho no puedo dejar de cantar y esbozar una sonrisa que me sale sin querer, como un enano. Que es como nos lo pasamos.

 

 
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Publicado por en 9 mayo, 2014 en Música, Vivencias

 
 
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