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En cabeza ajena

19 Dic

Adrián salió de su portal y atravesó el parque. Después de tanto tiempo fuera, era extraño. Todo estaba igual, pero volver a caminar por su barrio de la periferia dos años y medio después se le hacía demasiado raro. Disipó poco a poco ese pensamiento a la vez que le venía la sonrisa a la cara pensando los momentos tan divertidos vividos junto a sus amigos de toda la vida. Que ganas de verlos. En dos minutos llegaría a la esquina donde habían quedado para verse después su larga estancia fuera.

Se preguntaba cuánto habían cambiado y cómo estarán ahora. También pensó en las ganas que tenía de contarles tantas cosas que había vivido… Un año y medio en Amsterdam y su último año en Copenhague. Tantas cosas vividas, pero sobre todo las que venían. Que tu empresa te ofrezca trabajar en San José era algo para celebrar con ellos antes de partir a Centroamérica.

Después de varios abrazos, Adrián junto con dos amigos, llegaron al Bar. Cuánto echaba de menos lugares así. Bares que habían envejecido con sus dueños, de los de barrio de toda la vida, como era Casa Fernando. Pidieron tres cañas y sus amigos disculparon a un tercero que no había podido venir. Realmente siempre fallaba en casi todas las citas. No era nada nuevo.

Después de varias risas al recordar las historias típicas de su juventud, Adrián se dió cuenta de que prácticamente el tiempo no había pasado allí. Las cosas y las personas seguían en su mismo sitio. Curioso. Los dos seguían en los mismos trabajos, con las mismas vidas… y casi con los mismo chistes. De repente se sintió extraño. Y en ese mismo momento decidió contarles sus aventuras pasadas y futuras. No comprendía cómo no le habían preguntado antes… tenia tanto que contar. Pero lo que más ganas tenía era de contarles que se iría aún más lejos a algo nuevo para lo que tanto tiempo llevaba esperando y luchando…

casa-fernando

– Ahora me han ofrecido un trabajo nuevo… ¡Es en San José!

Después de un silencio uno de los amigos pregunto – Pero… ¿Eso no es aquí en España verdad?

– ¡No! Es en Costa Rica. ¡Por fin voy a poder vivir durante un tiempo fuera de Europa! Tengo tantas ganas…

– Pero… ¿Porque te quieres ir tan lejos ahora?

Adrian no entendía esa pregunta ahora. Justo en ese momento. Era increíble la ocasión. – No se, me gusta mucho la idea de vivir en un sitio tan distinto. Y voy solo…

– Pero…, ¿Y no te vas a aburrir?… ¿No te has aburrido este tiempo…? Quiero decir tu solo allí. Yo me aburriria.

No entendía ni se imaginaba aburrido ni antes ni ahora… ni volvia a entender las preguntas.  Lo que necesitaría sería más tiempo para hacer todas las cosas tenía pensadas. Aburrirse. Eso sería estar toda la vida igual… era más fácil aburrirse estando siempre en el barrio.

–  La verdad que lo último que pienso es en aburrirme…- Dijo Adrián, casi haciendo una pregunta al aire. Extrañado de la reflexión de su amigo.

– ¿Pero, no decías que se había aburrido? – Preguntó el amigo más activo en la conversación al otro amigo que llevaba un rato en silencio.

– Bueno no se. Es lo que yo pensaba…

Volvió el silencio. Adrián noto cierta tensión, que ni siquiera lograba comprender por qué venía. No quería ni siquiera contestar. De repente no le apetecía esa conversación así. Todo era demasiado ridículo de repente. Le costaba reconocer la situación. Por un momento se sintió extraño entre gente tan conocida… De querer compartir algo tan grande para él, sentía que le estaban discutiendo o dudando de que fuera, toda su forma de vida en ese momento, una buena idea. Es como si sus amigos estuvieran molestos con su forma de pensar. No tenía mucho sentido esa idea, pero no se le ocurría otra cosa.. Como si tuvieran que convencerle de algo…

Después de ese momento de silencio incómodo, uno de sus amigos lo rompió preguntando a los demás si querían tomar otra cerveza. Todos accedieron. Justo en ese momento, Adrián pensó a modo de chiste: Si, vamos a tomar otra no sea que nos vayamos a aburrir. Y esque es imposible pensar en cabeza ajena reflexionó. Pero aún más difícil comprender a una cabeza ajena libre desde otra encerrada en sí misma. Un paisaje hermoso, mirando desde unos determinados ojos puede ser muy disfrutado, mientras que hecho desde otros ojos, ni siquiera puede ser visto.

 
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Publicado por en 19 diciembre, 2016 en Narrativo

 

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